Máynez, luces y sombras

TINTA ITAM

Yael Díaz<br>*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>
Yael Díaz*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

Ya sea por las sonrisas incómodas y una canción pegajosa o por ser un camino diferente a lo que ellos llaman “la vieja política”, pero la campaña presidencial de Jorge Álvarez Máynez es una que vale la pena recuperar. A dos meses de iniciada la carrera por la Presidencia de la República y después de dos debates presidenciales, el abanderado de Movimiento Ciudadano continúa luchando por establecerse como una alternativa, especialmente para los 15 millones de jóvenes mexicanos que ejercerán por primera vez su derecho al voto este 2 de junio, según la lista nominal del INE.

En una contienda donde la ventaja la llevan dos mujeres nacidas en la década de 1960, Máynez parece, a primera instancia, un candidato fresco para los jóvenes, uno de propuestas y nuevas visiones, en contraste con los antiguos regímenes que tanto criticamos. Sin embargo, resulta valioso cuestionarnos qué tan diferente o similar es su candidatura a esa vieja política que, tanto él como Movimiento Ciudadano, han atacado en más de una ocasión.

En la página oficial de Máynez se lee: “un México con justicia, próspero y de iguales”; las tres bases sobre las que camina el proyecto naranja. En favor del candidato se encuentra una brillante estrategia que ha sabido usar los medios digitales para generar una opinión, una campaña innovadora fuera del esquema tradicional que verdaderamente toma en cuenta a los jóvenes y apunta su estrategia hacia ellos. Aún así, es necesario notar que mientras el mensaje de Álvarez Máynez consiste en desapegarse de lo que él llama viejo, en la práctica parece que, tanto el candidato como su partido, pecan de mucho de lo que le hemos reprobado a los partidos tradicionales: un cuestionable pasado en el PRI, un Movimiento Ciudadano cuyo dirigente nacional se ha visto involucrado en escándalos de corrupción, amistades cuestionables con los mismos Samuel García y Mike Flores acusados de triangulación de recursos públicos, son solo algunos de los aspectos que podemos enlistar.

Cuando consideramos todo esto se vuelve evidente que los cimientos de la candidatura de Máynez son más sinuosos de lo que parecen, lo que nos lleva directamente a preguntarnos: ¿qué tanto podemos creer en la imagen de lo nuevo cuando la base del proyecto de Movimiento Ciudadano parece ser la misma que hemos visto en la política desde hace más de 90 años? ¿Cómo podemos creer que el camino propuesto por Máynez es real cuando las acciones cuestionables del pasado aún afectan el presente de nuestro país?

En estas elecciones, más de 90 millones de mexicanos acudirán a las urnas, pero es el jóven electorado, ese en el que la campaña de Álvarez Máynez hace tanto énfasis y que votará por primera vez en junio, quien tiene una enorme responsabilidad, pues es este quien tendrá las riendas de nuestro país. Pero esta responsabilidad no comienza al votar, sino al momento de cuestionar quiénes son y qué representan nuestros candidatos. En este caso, resulta necesario no dejar de cuestionarnos quién es Jorge Álvarez Máynez, así como reflexionar cuáles son sus verdaderas luces y sombras.

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Arturo Damm Arnal