Xóchitl Gálvez está entrando en una etapa definitiva. El proceso por el que ha pasado ha sido irregular.
Su relación con PAN-PRI-PRD está y estará en los terrenos del “ni contigo ni sin ti”. La marca PRI-PAN, en ese orden, le ha costado en el desarrollo de su campaña, ha tenido que cargar con ella lo que le ha llevado a que en ocasiones les haga críticas en lo público y lo privado. Presumimos que para Xóchitl a menudo es realmente difícil poderse mantener mesurada ante lo que ella misma piensa de estos dos partidos, empezando por el PRI.
No olvidemos que la hidalguense siempre ha sido externa al PAN, no es militante del partido. El hecho de que haya trabajado con Vicente Fox no la hizo parte de la estructura panista. Xóchitl fue de los pocos personajes seleccionados por Fox, que no hay que olvidar que fue un buen candidato y no un buen presidente, por el proceso de selección que le hicieron los llamados head hunters.
Da la impresión que Xóchitl ha tenido poca capacidad de maniobra. Su reacción posterior al primer debate demostró cómo estaba siendo maniatada por el entorno sin que pudiera meter las manos o de plano ni si quiera se atreviera hacerlo.
El domingo que viene, en el acto de la Marea Rosa, quizá pueda refrendar algunos de sus planteamientos de origen sin dejar de lidiar con los partidos que la postulan, los cuales no dejan de causarle ruido, particularmente por la forma en que actúan sus dirigencias. Habrá que ver si éstos se atreven a subirse al templete y además participan. Sería algo más que imprudente y sobre todo romperían con el valor y encomiable origen y desarrollo que ha tenido la Marea Rosa.
El lance de hace pocos días que provocó Alito terminó por favorecerle más a Máynez que al intento de alianza o propuesta de declinación. El ofrecimiento del priista de dejar la dirección del partido y su candidatura a la senaduría le permitió a Máynez lanzar puyas cargadas de sarcasmo. En su respuesta, el candidato de MC no dejó de comportarse como un priísta o como ex.
A Xóchitl no le quedó de otra que hacerse a un lado quedando inevitablemente a la mitad del toma y daca. La propuesta no pudo ser más inoportuna. Se hizo a la par de encuestas que en algunos estados emecistas colocan a Máynez por encima de Xóchitl, lo cual no lo lleva al segundo lugar nacional.
El problema para Xóchitl ya no es sólo el tiempo. Sigue sin atinar una estrategia que le permita una mayor identidad ante los ciudadanos. Ha tenido momentos realmente luminosos, sobre todo cuando se logra plantar como ella es con todos sus defectos, virtudes, ocurrencias y contradicciones.
Pero en otros momentos presumimos que entre la presión de los partidos y sus ocurrencias, que a veces la sacan del problema, pero en muchas otras la meten en grandes líos, termina por provocar confusión y reacciones adversas.
El debate del domingo le permite entrar en terrenos de la oportunidad. No va a dejar de señalar a la candidata del oficialismo, pero al mismo tiempo tiene que mostrarse como una política de alto nivel que no solamente sea identificada entre la población, sino que en su discurso tenga propuestas concretas que generen certidumbre entre los ciudadanos.
El tiempo se va acabando. El domingo tiene dos buenas oportunidades. Por la mañana estará participando en un acto que se presume multitudinario en el Zócalo. Por la noche estará en un debate en que se abordarán temas clave, en los cuales ella tiene una significativa experiencia.
Xóchitl tendrá que seguir lidiando en el “ni contigo ni sin ti” con los partidos que la postulan hasta el 2 de junio, y si gana, difícilmente se los quitará de encima, pero el domingo podría dar un golpe de timón.
RESQUICIOS.
Xóchitl se deslindó de la propuesta de Alito. No vaya a ser que en medio de los dimes y diretes, lo que realmente haya de fondo es que se confirme lo que se dijo hace varios meses en el sentido de que Xóchitl vaya por la libre y lo que les importa es el Congreso.