Vicente Lombardo Toledano: Escritos filosóficos

TEATRO DE SOMBRAS

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. larazondemexico

Aunque Vicente Lombardo Toledano escribió numerosos artículos y libros de filosofía a lo largo de su vida, rara vez se le estudia detenidamente dentro de las historias de la filosofía mexicana. Esto se debe a que la mayoría de los especialistas no lo consideran como un filósofo profesional; aunque haya ejercido labores académicas e incluso dirigido varias instituciones docentes.

Vicente Lombardo Toledano, en una foto de archivo.

Si Lombardo llega a aparecer en las historias de la filosofía, casi siempre es por su polémica con Antonio Caso en torno a la educación socialista. Me parece que ha sido un error no incluir a Lombardo en la historia de la filosofía de México, ya que además de ser un destacado político e ideólogo, fue el principal filósofo marxista mexicano de la primera mitad del siglo, nos guste o no.

En este artículo quisiera recordar brevemente un ejemplo temprano de la producción filosófica de Lombardo. En su libro Escritos filosóficos (Editorial México Nuevo, 1937), reunió algunos de sus artículos publicados en El Universal. La obra consta de dos partes. En la primera, se incluyen varios artículos de tema filosófico. En la segunda, se reúnen los artículos de Lombardo en su mencionada polémica con Caso, que se juntan bajo el subtítulo de “Espiritualismo versus materialismo dialéctico”. Me ocuparé aquí sólo de los textos de la primera parte.

En sus artículos “Apostillas sobre Platón”, “La teoría del justo medio y el materialismo dialéctico”, “Lógica del mundo inmóvil” y “Tesis sobre el devenir” Lombardo expone las tesis centrales del materialismo dialéctico a partir de un recorrido por las ideas de Heráclito, Platón, Hegel, Marx, Engels y Lenin. El oponente principal de estos artículos es Aristóteles, el responsable, según Lombardo, de haber negado la realidad de la contradicción. Lombardo considera que los principios de la lógica aristotélica están equivocados, es decir, que los principios de identidad, no contradicción y tercio excluso están fundados en una metafísica falsa. Y es precisamente esa lógica la que defienden los dueños de los bienes de producción. Para ellos hay verdades inmutables y eternas que no se pueden poner en cuestión: “el bien es universal e inmutable, la justicia es un concepto que no cambia, el derecho es una institución de normas perfectas”. En pocas palabras el mundo es estático y así debe permanecer.

Lombardo critica a quienes buscan una posición intermedia entre el capitalismo y el comunismo. Este neo-aristotelismo que defiende el término medio virtuoso como la superación de los extremos en pugna, es la base del “catolicismo social” que, según Lombardo, “trata de resolver el antagonismo de la lucha de clases sin destruir las clases sociales, pretendiendo que la clase propietaria llega a un convenio con la clase desposeída, mitigando el dolor de ésta y abatiendo un poco la suficiencia y el orgullo de la otra”.

Afirma el autor que aquella posición está equivocada desde su origen, ya que ignora las leyes de la dialéctica. Lombardo expone la distinción trazada por Engels entre el cambio cuantitativo y el cambio cualitativo. El primero es, a fin de cuentas, superficial, continuo, no produce nuevos tipos de hechos, a lo mucho, prepara la situación para el surgimiento de esos nuevos hechos. El segundo es un cambio discontinuo, transformador, que genera nuevas realidades, es el cambio con mayúscula. Siguiendo al marxista británico J. D. Bernal, Lombardo sostiene que la teoría del justo medio supone un cambio cuantitativo, mientras que la síntesis dialéctica propone un cambio cualitativo. Quienes sostienen que es posible un régimen político en el que se alcance un compromiso estable entre la burguesía y el proletariado, pretenden imponer sus razones al mundo, cuando las cosas funcionan al revés, es el mundo el que se debe imponer, a través de sus leyes, a la razón. La teoría del término medio entre capitalismo y comunismo, es, a fin de cuenta, anti-científica.

Resume Lombardo: “La única tarea que queda para la acción, cuando se conocen con exactitud las leyes que rigen el proceso político, es la de acelerar la solución discontinua de las fuerzas contrarias, para dar nacimiento a una síntesis verdadera, a un nuevo régimen histórico que suprima las causas de la contradicción interna precedente.” Ésa debía ser, según Lombardo, la estrategia de la izquierda mexicana.

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