Sheinbaum y Brugada: unidad y futuro

CIVITAS

Salvador Guerrero Chiprés<br>*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>
Salvador Guerrero Chiprés*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

La épica de la cual surgió la candidatura de Clara Brugada a la Jefatura de Gobierno de la capital nacional, en la medida de su resistencia a las tensiones opuestas a su surgimiento, necesariamente dejó impactos en la naciente estructura del partido predominante. Se superaron unitariamente.

La oposición nunca resolvió el significado del priismo de Alito Moreno o del cártel inmobiliario como metáfora de la devastación ética de los grupos en control de los partidos.

El más joven de los instrumentos partidistas, al alcanzar dos veces consecutivas este domingo tanto la Presidencia de la República como la Jefatura de Gobierno de la CDMX, adquiere la responsabilidad inmensa de enriquecer, sustanciar y proyectar la unidad política alcanzada y consolidarse en un proceso indispensable para la reproducción de sus élites, el éxito de sus programas y la disolución de las barreras al diálogo y a favor de la consolidación económica y democrática del país.

Los impactos de las luchas internas, como en la CDMX, fueron registrados en muchas otras contiendas.

Lo sorprendente es la prevalencia de la unidad y el atractivo representado por Morena para todo tipo de actores provenientes del naufragio opositor anunciado tras la derrota este domingo de Xóchitl Gálvez y de Santiago Taboada, de acuerdo con el promedio de estudios demoscópicos. Una derrota percibida tempranamente, resiliente ella misma a millones de pesos en inversión electoral.

Con sus cuadros más comprometidos, Morena reconquistó en lo básico unidad y comunidad. Tendremos los datos en cuatro días: unidad política en lo fundamental y con la mayor parte del sinsabor asimilado, anticipa y explica la victoria dominical. Tenemos de nuevo la oportunidad de reconocer la complementariedad del pragmatismo y, del otro lado, la más cuidadosa y vigilada secuencia programática de políticas públicas a favor de los segmentos de menores ingresos.

En esto último destacan Sheinbaum y Brugada. Y sus desafíos inmediatos convergen temáticamente. ¿Cómo avanzar en seguridad en todo el territorio nacional con la heterogeneidad del desafío local? ¿Cómo mantener el ritmo de disminución de la incidencia delictiva en la CDMX, gobernada por Martí Batres, sin profundizar el avance nacional para limitar el impacto negativo desde entidades colindantes con descuidada seguridad?

Todos lo saben: hay mayor oportunidad de arribar a mejor puerto en un navío poderoso que en barcazas roídas por la tormenta de la incertidumbre democrática.

Permanecer vigente en el escenario dominado por Morena y su alianza, con partidos representativos de una décima de su posicionamiento popular, exige puentes y comprensión unitaria. Si la utopía es el panorama siempre en el horizonte y la izquierda la comprende mejor, puede al mismo tiempo dirigirse hacia allá sin tropezar con las divisiones del camino.

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