Como cada seis años, acaba una batalla electoral, y los partidos políticos comienzan una nueva etapa. Con el 100 por ciento de las actas computadas, la elección presidencial termina con 59.75 para Claudia Sheinbaum de Morena-PT-PVEM; 27.45 para Xóchitl Gálvez del PRI-PAN-PRD; y 10.32 para Jorge Máynez de Movimiento Ciudadano.
La elección trajo lecciones para todos los partidos; la más grande para la coalición PRI-PAN que negó durante todo el sexenio la renovación de cada partido, hoy parece que no les quedará de otra a esas fuerzas políticas para sobrevivir. En 15 años, PRI y PAN, pasaron de representar 70 por ciento de las fuerzas en la Cámara de Diputados a sólo un 28 por ciento. Una señal inequívoca del achicamiento de las fuerzas que gobernaron al país en los últimos 30 años. Todo indica que el PRD terminará por morir de inanición este 2024.
En el caso de Morena (40%), se revela una fuerza que se mantiene pero que también ha tenido la necesidad de ceder mucho más ante sus aliados, entiéndase el PVEM (8%) principalmente, que ha encontrado una forma de crecimiento en sus alianzas con el Gobierno. Su capacidad de negociación y/o extorsión crece enormemente frente al Gobierno. Digamos que tampoco todas son buenas noticias para Morena.
El caso más emblemático es Movimiento Ciudadano, la fuerza con mayor crecimiento de la jornada, pero que sin embargo aún no tuvo el fondo suficiente para empujar mayorías relativas en distritos federales, en el caso de las senadurías en Jalisco y Nuevo León, muy probablemente quedarán fuera cuadros muy relevantes del movimiento, lo que llevará a replantear sus alianzas y estrategias sobre todo en el caso de las mayorías. Es cierto, en el caso de la Representación Proporcional, la fuerza es mayor. Lo que impacta también en los financiamientos.
El caso de la Ciudad de México para Movimiento Ciudadano es relevante, antes de la elección sufrió bajas, lo que prácticamente lo dejó sin representación en las alcaldías de la ciudad; renunciaron concejales y diputados locales, en eventos altamente mediatizados, incluso con impacto nacional. En el camino de la elección también tuvo la renuncia de 3 candidatos a alcaldías. Pese a ello, con un equipo de muchos jóvenes, el “movimiento chilango”, se triplicó y tendrá representación en concejalías en prácticamente toda la ciudad, además de una bancada naranja de al menos 4 diputados de acuerdo a los cálculos del IECM.
En el caso de las diputaciones locales, el partido alcanzó más de 500 mil votos. Lo que lo coloca como una opción altamente competitiva en la capital, que además dará de qué hablar, disputando territorios, en sitios donde Morena tiene alto impacto, como Azcapotzalco, Venustiano Carranza, Tláhuac, Coyoacán y Tlalpan, Iztapalapa y Gustavo A. Madero.
Como bien se sabe, el impacto de las narrativas nacionales, es amplio en la Ciudad de México. El movimiento, que sin duda cortó “rabo y oreja” en esta elección, tendrá que calibrar nuevamente su oferta y sus mercados electorales. Principalmente para sus votantes, que algunas encuestas de salida ubican en sectores jóvenes.
Acaba una elección, vendrán renovaciones en dirigencias nacionales del PAN y probablemente del PRI, lo que a su vez irá delimitando qué tanto se da un cambio de rumbo en torno a la continuidad de la alianza. En Morena, naturalmente vendrán cambios de dirigencia después del largo periodo de Mario Delgado, y también a final de año vendrán las modificaciones en Movimiento Ciudadano. Seguramente los partidos irán a sus reflexiones, y sus reajustes de estrategia política.
Por lo pronto, ya estamos a la vuelta del inicio del sexenio, y vendrán nuevos actores y estrategias políticas. Una elección termina, y desde ya, otra comienza.