El sábado pasado, las FDI —Fuerzas de Defensa de Israel— realizaron la operación “Semillas de Verano”; el objetivo era rescatar a cuatro de los 120 rehenes que, desde hace ocho meses, habían sido secuestrados por Hamas.
Fue una operación arriesgada, porque los rehenes estaban detenidos en casas de civiles que colaboraban activamente con el grupo terrorista. Una vez más, la delgada línea entre unos y otros se desdibuja y deja muchas preguntas sin responder.
El contexto político y social de la Franja no exime de responsabilidad moral a quienes participan activamente en las actividades del grupo terrorista, aunque técnicamente no pertenezcan a él. La indignación fue mayor cuando se supo que la casa del periodista de Al Jazeera y del Palestine Chronicle, Abdallah Aljamal, servía como cárcel para retener a Noa Argamani, la chica de 25 años cuya imagen hicieron famosa los propios terroristas de Hamas: grabaron el momento exacto en que era secuestrada por unos motociclistas; su rostro es inolvidable: retrataba horror, pánico, desesperación. Tenía la mirada suplicante de quien, a pesar de sus súplicas, no es escuchado; de alguien a quien le están robando la libertad, la posibilidad de decidir sobre su vida.
Durante los meses que estuvo secuestrada, la salud de Liora —la madre de Noa— se fue deteriorando. Padecía cáncer en etapa avanzada. Cada día que su hija pasó en cautiverio, fue uno en el que la enfermedad continuó mermando su salud y sólo pedía volver a ver a su hija antes de morir.
El día que Noa fue rescatada también fue a ver a su madre, al hospital, a terapia intensiva. No fue el reencuentro que hubiéramos soñado, Liora apenas pudo reaccionar ante la presencia de su hija; pero pudieron verse, tocarse, sentirse, saberse cerca. No es poco, quienes hemos perdido a un ser querido sabemos que una última caricia es un recuerdo que acompaña el resto de la vida.
En la operación falleció el inspector Arnon Zamora, por lo que el nombre original “Semillas de Verano” fue sustituido por “operación Arnon” para honrar la memoria del combatiente. Los videos del rescate muestran la táctica de inteligencia, los enfrentamientos con los secuestradores en tierra, la recuperación por vía aérea, la turba indignada por el rescate.
Los grupos propalestinos se duelen por la muerte de 200 ciudadanos durante el operativo de rescate. Tienen algo de razón: toda vida, toda vida absolutamente, debe ser respetada y valorada; por ello, no vale secuestrar ciudadanos extranjeros ni esconderlos en medio de la población civil. Lamento muchísimo que, una vez más, los gazatíes sean usados por Hamas como escudos humanos, como para bombas, como personas prescindibles.
La guerra debe terminar y muchos actores tendrán que rendir cuentas, sin duda. Pero como he escrito desde octubre de 2023, para que eso ocurra es condición necesaria que regresen los secuestrados a su país.