Las obras y proyectos estratégicos del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador representan un lastre para las finanzas públicas que recibirá Claudia Sheinbaum; o aún están inacabados, y si están culminados, su rentabilidad es aún reducida y/o en vías de serlo en el mediano y largo plazo.
En ambos casos, implica un gasto público adicional ya sea para finalizarlos y/o subsidiar su operación por un tiempo aún sin definir..., precisamente cuando para el año próximo se combina la promesa que el secretario Rogelio Ramírez de la O hizo a los acreedores de reducir en poco más de un billón de pesos el déficit público, y la presidenta electa en expandir los programas sociales.
El primer lastre para las finanzas públicas es sin lugar a dudas Pemex. Ya sea Lázaro Cárdenas Batel, Raquel Buenrostro, o siga en el cargo Octavio Romero, el análisis hecho al interior del Gobierno indica que la petrolera requiere como inversión de capital o Capex —tan sólo para mantener la plataforma de producción y dar la atención a las 6 refinerías en operación— unos 95 mil millones de dólares durante los próximos 6 años, pero sólo cuenta luego de ahorro y eficiencias unos 10 mil millones de dólares. Un déficit que ronda los 85 mil millones de dólares sólo se podrá cubrir si Pemex regresa a los mercados financieros internacionales en los cuales sus bonos hoy están en el catálogo de papel basura.
Dos Bocas, por sus sobrecostos y rezagos, es historia aparte. La obra a cargo de Leonardo Cornejo, pero probablemente supere los 21 mil millones de dólares en inversión pero la coquizadora, corazón de toda refinería, aún está inconclusa como los trabajos de integración y pruebas térmicas. Lo que hoy se “refina” es diésel pesado que se transforma a ligero de azufre, no petróleo crudo. Faltan las conexiones ferroviarias y portuarias para hacer eficiente su logística. Se estima podría estar en operación en 2026. Mientras, habrá que gastar en ella con un horizonte incierto de retorno de inversión.
Por su parte el Tren Maya, tras los diversos cambios de trazo, tiene 500 kilómetros de 1,500 en funcionamiento. La inversión efectuada a la fecha ronda 520 mil millones de pesos, habrá que considerar si en el presupuesto 2025 se canalizarán más recursos a su terminación, ya que la SHCP estableció en sus precriterios presupuestales para ese año que la obra no requerirá más dinero el próximo año.
Como aquí se ha informado, los vicios ocultos, deficiencias constructivas y problemas de diseño de los Tramos 2 y 3 en funcionamiento, detectados cuando Fonatur entregó las obras a la administración del general Oscar Lozano Águila, reducen la velocidad y frecuencia de las “corridas”, lo cual puede tener un efecto exponencialmente inverso en las tasas de recuperación y por tanto en la autogeneración de dineros para conservación y reparación.
Lo que si funciona… lo que está en veremos. El Corredor Interoceánico afortunadamente quedó concluido desde la administración de Rafael Marín y José Sánchez tras una inversión de 120 mil millones de pesos. El reto ahora es generar el valor agregado en los 10 parques industriales considerados en su curso.
Se requerirá que Marcelo Ebrard, ahora en la Secretaría de Economía, extienda los beneficios fiscales para las empresas asentadas en los parques que supervisa el almirante Raymundo Morales para, efectivamente, se instalen ahí. Aún hacen falta más conexiones de gas, suministro eléctrico, seguridad carretera y una capacitación intensiva de los recursos humanos disponibles.
Por su parte, el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, como aquí se informó, logrará este año por primera vez un ejercicio superavitario que puede ser de hasta 350 millones de pesos. Es resultado del esfuerzo del equipo del general Isidoro Pastor, sin duda.
Empero, para la recuperación de los 75 mil millones de pesos ahí invertidos, es necesario ampliar las dos carreteras alimentadoras y priorizar unas 40 obras viales complementarias y dos ferroviarias que le permitan armonizar con el actual AICM, que lleva el contraalmirante José Ramón Rivera Parga, estimulando vuelos de conexión con las aerolíneas comerciales. Aún quedaría por resolver aeronavegabilidad simultánea —si ello es factible— entre ambos aeropuertos de aumentar la demanda de vuelos en el Valle de México.
Y la resucitada Mexicana de Aviación, que lleva el general Sergio Montaño, ha cambiado dos veces la configuración de su flota. Finalmente ha optado por aviones para vuelos regionales, 20 nuevos Embraer 2, por lo que pagará 750 millones de dólares. Ello puede mejorar los índices de ocupación, hoy de sólo 8.9% promedio en cada vuelo, pero no las pérdidas ya incurridas en una suma aún desconocida pues para su arranque presupuestó 8,221 millones de pesos y peticiones extraordinarias de presupuesto por 21 mil millones de pesos entre 2024 y 2025. Falta ver si, de contar un verdadero plan de negocios, la aerolínea del Estado es autosostenible o requerirá subsidios en lo que despega.
¿Qué tanto se requiere? Ya existen cálculos. Se los platico en breve.