La Ley Paola Buenrostro

HABLANDO DE DERECHOS

Jacqueline L'Hoist Tapia*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. larazondemexico

Hace unos días se aprobó en la Ciudad de México la tipificación del transfeminicidio como delito. El nombre que se le da a esta reforma del Código Penal es en honor a Paola Buenrostro, una mujer trans que fue injustamente asesinada en 2016 y uno de los primeros casos mediáticos de transfeminicidio.

Era yo en ese momento presidenta de Copred y la noticia nos llegó volando: “La mataron y todas tenemos miedo”, y cómo no tenerlo, si el asesinato fue brutal, y lo que vendría no sería menor: la incertidumbre de saber si se haría justicia. ¿Se buscaría a su asesino?, ¿cómo se le juzgaría?, ¿el asesino buscaría a más mujeres trans para asesinar? Y mientras tanto, “¿de qué vivimos, si nuestro trabajo —nos decían— es el trabajo sexual?”. Recuerdo esas reuniones en el patio de Copred, mesas largas llenas de ellas, reclamando justicia y muchas horas de diálogo. Copred, en ese momento como ahora, cumplió con su cometido de garantizar trato igualitario y sin discriminación.

Duele saber que una mujer tiene que morir para garantizar su derecho a una vida segura ,y es por eso por lo que este caso fue importante para visibilizar al transfeminicidio como una forma extrema de violencia contra las mujeres trans, basada en la misoginia y la transfobia. Gracias a muchas activistas trans, hoy sabemos sobre la particularidad de este tipo de violencia debido a la discriminación y marginalización que enfrentan en todos los aspectos de su vida.

La tipificación del transfeminicidio como delito tiene varias implicaciones importantes. En primer lugar, reconoce la violencia específica que enfrentan las mujeres trans, ya que al nombrar y definir el transfeminicidio, se da visibilidad a este tipo de violencia y se reconoce que es un problema único con sus propias características y dinámicas. En segundo lugar, aumenta las penas para los perpetradores: La Ley Paola Buenrostro establece penas de entre 35 y 70 años de prisión para los responsables de transfeminicidios, esto puede enviar un mensaje claro de que este tipo de crimen no será tomado a la ligera. Como tercer punto, esta ley puede mejorar la investigación y el enjuiciamiento de los casos, esto debido a que la tipificación del transfeminicidio también ayudará a mejorar la investigación y el enjuiciamiento de estos casos. Al proporcionar un marco legal específico, las autoridades tendrán las herramientas necesarias para investigar y procesar adecuadamente estos crímenes. Es decir, no habrá excusa. En último lugar, pero no menos importante, esta acción envía un mensaje de apoyo para las comunidades trans en la Ciudad de México, es un reconocimiento de la violencia específica que enfrentan estas mujeres y un compromiso para combatirla.

Al final de día, es importante reconocer que la tipificación del transfeminicidio es sólo un paso en el camino hacia la justicia. Se necesita un trabajo continuo para prevenir la violencia contra las personas trans, para garantizar su acceso a la justicia y para crear una sociedad más inclusiva y respetuosa de la diversidad.

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