Rescatemos a las locas

LA UTORA

Julia Santibáñez<br>*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>
Julia Santibáñez*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

Veía el resumen de la inauguración de los Olímpicos, el 26 de julio, y recordé algo que me tomó por azar en París, en Semana Santa. Se vincula con las diez pioneras cuyas efigies emergieron del Sena mientras sonaba, magnífica, “La Marsellesa”. Ante las estatuas masculinas de la Asamblea Nacional aparecieron defensoras de su género y de la humanidad: De Gouges, Milliat, Halimi, De Beauvoir, Nardal, Barret, Michel, De Pizan, Guy, Weil.

Los apellidos revelan poco, pero qué tal estos logros: ser la primera circunnavegante de la historia; organizar los Juegos Mundiales Femeninos, en los 20; abogar por los derechos de las mujeres, entre ellos la despenalización del aborto (por cierto, en marzo de 2024, la constitución gala consagró la “libertad garantizada” a la interrupción del embarazo); dar voz al feminismo no blanco; convertirte en la primera directora de cine; pelear en la Comuna Francesa; concebir una ciudad de pensadoras ilustres; devenir referente internacional del feminismo; ser clave en la integración europea. Es notable el valor que da Francia a la recuperación de estas figuras, que en su momento apenas se tildó de extravagantes.

Decía que en Semana Santa fui de vacaciones a París. En los Campos Elíseos, mi novio y yo nos topamos con una exposición al aire libre. Presentaba fotos de francesas que afrontaron, entre 1940 y 1944, la invasión alemana en París, como hizo la filósofa pacifista Simone Weil (presente en el banderazo de los Olímpicos), que impugnó la barbarie de la guerra hasta su muerte, en 1943.

Las ellas que integraron la Resistencia sumaron quince por ciento del total de franceses, cifra notable si se considera su muy limitado rango de acción. Aquellas valientes establecieron enlace con aviadores aliados, trabajaron en periódicos clandestinos o fábricas de armas, actuaron como espías, mecánicas, secretarias, fotógrafas, médicas, paracaidistas. Algunas contendieron en el frente de batalla. En la muestra está la foto de una joven de boina y pantalón corto: con su apenas juventud, a los 18 años, Simone Segouin carga una ametralladora MP40. Lucha para liberar Chartres con el grupo FTP (Francotiradores y Partisanos); ya habiéndola recuperado, fue la única combatiente que desfiló ante De Gaulle.

Simone Weil escribió: “En Shakespeare, los locos son los únicos personajes que dicen la verdad. El extremo de lo trágico es que como los locos no tienen ni título de profesor ni mitra de obispo, y como nadie piensa que haya que prestar atención al sentido de sus palabras [...], su expresión de la verdad ni siquiera es escuchada”. Hoy en Francia se rescata del sótano de la historia a locas que rompieron techos y dijeron palabras lúcidas sin que el mundo estuviera preparado para ellas. Ojalá en México, en todos los niveles, recuperemos a nuestras mujeres garbosas en las artes, la enseñanza, la investigación, la ciencia, el deporte, como hace la UNAM. Es a nosotros a quienes urge hacerlo, no a ellas.

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