Para que los derechos de los agentes económicos, a la libertad individual y a la propiedad privada, estén plenamente reconocidos, puntualmente definidos y jurídicamente garantizados, se necesitan tres reformas: constitucional, monetaria y fiscal.
La reforma constitucional demanda la eliminación del capítulo económico de la Constitución, artículos 25 al 28, sin olvidar el 123 y el 131, que están, desde el punto de vista de la ciencia económica, lleno de errores, y, desde la perspectiva de la lógica, con una que otra contradicción, artículos que amenazan la libertad individual para producir, ofrecer y vender, para demandar, comprar y consumir (véase: https://www.razon.com.mx/opinion/columnas/arturo-damm-arnal/constitucion-1-5-563791.
El capítulo económico de la Constitución debe eliminarse y sustituirse por el que corresponde a la economía de mercado en el sentido institucional del término, en la cual los derechos de productores y consumidores están plenamente reconocidos, puntualmente definidos y jurídicamente garantizados (véase: https://www.razon.com.mx/opinion/columnas/arturo-damm-arnal/decalogo-413727).
La reforma monetaria demanda, para empezar, la eliminación de metas de inflación de parte del Banco de México (3%), por las que está a favor de la pérdida en el poder adquisitivo de dinero, y por lo tanto del trabajo (si el trabajo se paga con dinero, y el dinero pierde poder adquisitivo, es el trabajo el que lo pierde), violándose el derecho a la propiedad privada. Si tenemos derecho al producto íntegro de nuestro trabajo, entonces tenemos derecho al poder adquisitivo íntegro de nuestro trabajo, y por lo tanto de nuestro dinero, derecho que la inflación, y quienes la permiten o provocan, los bancos centrales, viola (véase: https://www.razon.com.mx/opinion/columnas/arturo-damm-arnal/dos-reformas-1-5-528384).
La reforma fiscal (lo fiscal abarca desde los ingresos hasta los gastos del Gobierno), demanda, para empezar, la eliminación de la discrecionalidad del Gobierno a la hora de cobrar impuestos, a la hora de obligar a los ciudadanos a entregarle parte de sus ingresos, del producto de su trabajo, discrecionalidad que es total y absoluta (véase nuevamente: https://www.razon.com.mx/opinion/columnas/arturo-damm-arnal/dos-reformas-1-5-528384). También demanda la adopción del Impuesto Único, Homogéneo, Universal, no Expoliatorio, a la Compra de Bienes y Servicios para el Consumo Final (véase: https://www.razon.com.mx/opinion/columnas/arturo-damm-arnal/dos-reformas-1-5-528384).
Las tres reformas tienen como fin hacer valer, en el ámbito de la economía, el Estado de derecho, lo cual implica reconocer plenamente, definir puntualmente y garantizar jurídicamente los derechos de los agentes económicos a la libertad individual para producir, ofrecer y vender, para demandar, comprar y consumir, y a la propiedad privada de los medios de producción necesarios para poder producir, ofrecer y vender, y de los ingresos necesarios para poder demandar, comprar y consumir, Estado de derecho que es Estado de justicia.
¿Qué probabilidad hay de que se realicen las tres reformas? Ninguna. La mexicana seguirá siendo una economía injusta e ineficaz.