La violencia contra las mujeres en Oaxaca, tiene permiso

GENTE COMO UNO

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Imagen: La Razón de México

El jueves 15 de agosto de 2024 se hizo oficial que México tendrá a su primera Presidenta mujer.

María Elena Ríos, en una foto de archivo.
María Elena Ríos, en una foto de archivo.

Ante aliados y no tan cercanos, Claudia Sheinbaum Pardo recibió en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, la constancia de mayoría que la acredita como la próxima titular del poder Ejecutivo.

“México ha roto el techo de cristal… México le quita el velo al patriarcado… Se eligió democráticamente a la primera Presidenta de México y con ello, este capítulo se inscribe en la historia, no solo de nuestro país, sino de la lucha feminista global”, dijo la magistrada Mónica Soto, presidenta del TEPJF, que resonó entre las paredes del salón del pleno, en esa sesión solemne histórica, antes de poner en manos de la Presidenta electa tan preciado documento.

Irónicamente ocurrió en la misma semana —tan importante para la representación política y social de las mujeres en México— en la que la justicia para nosotras, probó su capacidad de retroceder y enseñar la peor de sus caras.

Tan indignante como estremecedor fue escuchar el veredicto del juez que en Oaxaca liberaba al agresor de María Elena Ríos, la saxofonista oaxaqueña que fue atacada con ácido hace casi 5 años y cuya historia prácticamente le dio la vuelta al mundo.

“Ganó la corrupción. Juan Antonio Vera Carrizal ha quedado en libertad”, anunció desbaratada Malena a través de sus redes sociales, donde compartió el video del momento en el que el juez José Gabriel Ramírez Montaño desechó las acusaciones contra su agresor:

“Este tribunal considera que la representación social con las pruebas aportadas, no logró destruir la presunción de inocencia que tienen los acusados. Como consecuencia de ello he decidido absolver a Rubicel Hernández Ríos, Juan Antonio Vera Carrizal y Rubén Loaiza Chávez, de la acusación que en su contra formuló el agente del ministerio público por el delito de feminicidio en grado de tentativa”, dijo sin pudor dicho juez.

Yo me pregunto, ¿qué otra prueba, más contundente, necesita la “justicia” oaxaqueña, que el evidente desfiguro del físico de la joven, consecuencia de la terrible agresión que sufrió? ¿Acaso ya olvidaron que María Elena Ríos está quemada en el 80% de su cuerpo? ¿y que su caso fue uno de los que inspiró la creación de una ley, la Ley Malena, para castigar con mayor severidad los ataques con sustancias corrosivas?

El mensaje que el Tribunal Superior de Justicia del Estado de Oaxaca envió a las mujeres de su entidad el miércoles pasado es desolador, porque significa que en Oaxaca la violencia contra las mujeres tiene permiso.

Podrá ser físicamente, psicológicamente, sexualmente, con ácido o como sea, que en Oaxaca la “justicia” dejará libres a los agresores y sin consecuencias, aún cuando las pruebas para castigarlos estén ahí, a la vista de todos.

Claro, no sin antes haber revictimizado a la víctima, una y otra vez, como ha ocurrido con Maria Elena Ríos desde hace casi 5 años y yo he sido testigo de ello. Porque he acompañado este caso en mi ejercicio profesional e incluso de manera personal, prácticamente desde que sucedió el ataque.

Viajé en 2022 a Huajuapan de León, Oaxaca, para documentar la historia de María Elena Ríos y videograbar la recreación de la agresión de la que fue víctima, narrada por ella misma.

He seguido el proceso médico de la saxofonista y he atestiguado presencialmente su proceso legal en más de una ocasión.

Yo viví junto a ella una audiencia virtual en la que el juez en turno, violó todos sus derechos como víctima, maltratándola verbal y psicológicamente, ante los reclamos desesperados de la experimentada abogada de María Elena, a quien aquel juez, en aquella ocasión, también maltrató. Yo lo escuché.

Es curioso que el Tribunal Superior de Justicia de Oaxaca, se presenta en redes sociales con el objetivo de ofrecer “un servicio público de administración de justicia con excelencia, ágil, efectivo, confiable, transparente y accesible”. Exactamente todo lo que incumplió el miércoles pasado con la decisión de Ramírez Montaño.

“Milagrosamente”, horas después —y seguramente aterrados por el escándalo público desatado en defensa de María Elena Ríos—, la Fiscalía General del Estado de Oaxaca encontró el recurso legal para revertir la decisión del juez, impidiendo la libertad de los presuntos agresores de la saxofonista y ordenando además una investigación en contra del juez Ramírez Montaño por “posibles actos de corrupción en el desempeño de sus funciones”.

Que vergonzosa jornada para el sistema de justicia mexicano, con semejantes jueces que en este “tiempo de mujeres” las desprotege y lastima con el mismo mazo judicial con el que debería de defendernos.

Ciertamente en México se rompió un techo de cristal, pero no para todas. La justicia para las mujeres en México sigue siendo una batalla sin fin…

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