México, el país de las fosas comunes

BAJO SOSPECHA

Bibiana Belsasso*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. larazondemexico

Madres integrantes del colectivo Amor por los desaparecidos de Tamaulipas localizaron esta semana nuevos predios abandonados que son utilizados como campos de exterminio.

Ellas supieron qué tierra escarbar porque recibieron una llamada anónima. Ésta es la forma en que las madres rastreadoras saben dónde empezar a cavar la tierra. Y así es como llegaron a un predio a las afueras del río Bravo, a la altura de la carretera estatal 47, donde encontraron una cocina con restos humanos calcinados.

Para llegar al predio se necesita caminar por un lugar de terracería, además, está rodeado de pasto y las paredes llenas de impactos de balas de grueso calibre.

Todo parece indicar que el lugar era utilizado por un grupo criminal para asesinar a sus rivales, pues en el momento de la búsqueda, las madres encontraron cuatro restos óseos y 54 fragmentos de restos humanos, por lo que llamaron a las autoridades correspondientes. Sin embargo, en sus transmisiones a través de redes sociales indicaron que los peritos no querían acudir a la zona para realizar el reporte.

Para el 27 de agosto, en otro predio en Matamoros, el colectivo Amor por los desaparecidos encontró más restos humanos. Eran siete tambos oxidados, en uno de los cuales se encontraron fragmentos óseos.

Muchas veces esos tambos los criminales los llenan de sosa cáustica para desintegrar los cuerpos de las personas asesinadas y no dejar rastro alguno. Se lo hemos contado en este espacio, cuando en 2009, en Tijuana, llegamos al predio donde trabaja Santiago Meza López, alias El Pozolero, quien disolvió más de 300 cadáveres en ácido. Los  miembros del Cártel de los Arellano Félix le entregaban los cuerpos a El Pozolero y él los desintegraba. Hoy está sentenciado a tres décadas de prisión.

En las fosas encontradas en Tamaulipas esta semana, había restos de ropa y zapatos. Las madres buscadoras dieron aviso a personal de Servicios Periciales y de la Fiscalía del estado y ellos resguardaron los objetos personales para hacerles las pruebas correspondientes.

Las autoridades estatales señalaron que, debido a lo complejo de los trabajos, éstos se realizan con una agenda consensuada con colectivos de búsqueda. Hasta el momento no es posible determinar cuántos cuerpos o víctimas han sido localizados en estos dos campos de exterminio o narco-cocinas.

En noviembre del año pasado, otro predio con restos óseos fue localizado a las afueras de Matamoros. Al igual que en los recientes hallazgos, el lugar estaba deshabitado.

Para llegar, las madres buscadoras caminaron por una brecha de terracería, donde al final del camino había una casa en obra negra, de un solo piso, derruida de puertas y ventanas, con múltiples impactos de bala de grueso calibre y las siglas del Cártel del Golfo, por lo que se presume que era utilizado por este grupo criminal.

En los alrededores de la casa y de lo que alguna vez fue una cochera, encontraron en diferentes puntos, objetos quemados y restos humanos calcinados, entre los que había al menos dos cráneos. Las madres buscadoras también encontraron en ese predio una mochila guinda con un cargador y un arma larga, olvidada presuntamente por los criminales.

Macrabo hallazgo

Uno de los predios localizados en Matamoros en días recientes por el colectivo Amor por los desaparecidos, donde fueron ubicados diversos restos humanos.

Entre los campos de exterminio, el de mayor relevancia está ubicado en la carretera que va de Matamoros a Nuevo Laredo, una zona considerada de alto riesgo porque es donde más personas desaparecen.

Ahí se encuentra La Bartolina, un lugar en donde las madres buscadoras han cavado la tierra y en 2021 encontraron media tonelada de restos óseos humanos, según los últimos reportes de la Comisión Nacional de Búsqueda (CNB).

El terreno está a 46 minutos de Brownsville, Texas. De acuerdo con autoridades, el Cártel del Golfo lo utilizó como campo de exterminio de 2009 a 2016, y desde que se tuvo acceso a él, decenas de familias esperan encontrar a su ser querido, reportado como no localizado o desaparecido.

Para ingresar a este terreno, en 2021, un grupo de rastreadoras, encabezado por Delia Quiroa, pactó una tregua con los cárteles de la droga, a quienes les hizo un llamado a través de redes sociales, esto debido a la falta de condiciones de seguridad para exhumar restos en La Bartolina.

Aunque no hubo una respuesta expresa, en agosto de ese año se realizó una búsqueda ciudadana, lo que posteriormente derivó en que la Fiscalía General de la República realizara una investigación y trabajara en la zona.

El pasado mes de abril, los trabajos para exhumar restos de La Bartolina fueron suspendidos ante la falta de peritos, debido a que la mayoría pertenecen a la Guardia Nacional y en muchas ocasiones son enviados a otros estados, donde también encuentran restos humanos sin identificar.

En cuanto a fosas clandestinas, sólo en 2023 las autoridades encontraron 29 puntos utilizados por grupos criminales para enterrar o quemar cuerpos humanos, principalmente en los municipios de Reynosa, Nuevo Laredo, Matamoros, la zona de la ribereña conformada por Díaz Ordaz, Camargo, Mier y Guerrero.

Reportes oficiales dan cuenta que al menos hay 13 mil personas desaparecidas en Tamaulipas en los últimos 20 años, lo que coloca a la entidad a la cabeza, al concentrar el mayor número per cápita a nivel nacional.

Matamoros, Reynosa y Nuevo Laredo concentran el mayor número de desaparecidos; ahí es donde precisamente los cárteles del Golfo y del Noreste disputan las rutas para el tráfico ilegal de droga y migrantes, así como la extorsión a comerciantes y empresarios.

Cada uno de esos desaparecidos es un ser humano a quien se le arrebató la vida; muchos tienen familiares que no los han encontrado y ni siquiera tienen la tranquilidad de saber qué les pasó y poder sepultar sus restos.

Es una tragedia que haya tantos desaparecidos en nuestro país. Por lo menos 50 mil personas en este sexenio.

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