El Velo y la Identidad

HABLANDO DE DERECHOS

Jacqueline L'Hoist Tapia<br>*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>
Jacqueline L'Hoist Tapia*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. larazondemexico

El mes pasado, la SCJN atrajo un recurso de revisión para estudiar el amparo que interpuso una mujer musulmana sobre el uso del velo en el pasaporte.

En 2022, un Juzgado de Distrito determinó la validez del amparo, pero la directora de la Oficina de Pasaportes interpuso un recurso de revisión del amparo que fue admitido el año pasado. Ahora, la Corte decidió atraer el caso por la importancia y relevancia que tiene sobre el derecho de las mujeres musulmanas portar el velo en fotografías oficiales, como las de pasaportes. Es importante destacar que el INE sí permite la fotografía con el velo en la credencial de elector, que es la máxima identificación que tenemos las personas mexicanas. Sin embargo, la Secretaría de Relaciones Exteriores se opone, y esta posición ha desatado un fuerte debate. Parece ser meramente formal, pero conlleva implicaciones sobre la libertad religiosa, la identidad cultural.

En primer lugar, ése está solicitando la fotografía con el velo, no con el burka (que sólo descubre los ojos), reconociendo que el velo es para muchas mujeres musulmanas un símbolo de su fe y un elemento esencial de la constricción de su identidad. Es importante aclarar también que no se trata de que su religión las obligue a portarlo: debemos acabar con la idea falsa de que en todos los casos es una imposición; en el caso de México es una decisión.

El velo islámico o hiyab tiene que ver con la cosmovisión e incluso la autopercepción de su identidad como mujeres y, por lo tanto, obligar a quitarlo sería un acto de discriminación, pues descubre una parte de su cuerpo que para ellas es privado. Negarles la posibilidad de aparecer con él en el pasaporte, en cierta medida, invisibiliza una parte fundamental de quienes son. Es como pedirle a alguien que se quite un tatuaje o que se corte todo el cabello para una fotografía oficial. Este tipo de imposiciones atenta contra nuestra libertad de expresión y el derecho a la identidad. Es curioso que, por ejemplo, alejando la importancia de la imagen, es que no se permite el velo, pero sin sacarse la fotografía con el pelo teñido de un color que no sea el original, con barba o con bigote.

En 2020, la comunidad musulmana en México estaba conformada por más de 7,500 personas, según el censo del Inegi, y es una realidad que el mayor porcentaje de esta comunidad son mujeres. Debido a este pequeño porcentaje de población y a la invisibilización que llegan a padecer, las mujeres musulmanas son consideradas como un grupo minoritario. Esto conlleva a que lleguen a experimentar cambios en su vestimenta, alimentación, lenguaje, organización del tiempo y el espacio, e integración de ciclos festivos y, a todo esto, se le suma que, en reglamentos administrativos, como el del pasaporte, el uso del hiyab no está contemplado porque asumimos que todas las personas mexicanas son católicas y no usan velo, aunque hay congregaciones de monjas católicas que sí lo portan y a ellas también se les obliga a quitárselo.

El debate sobre el uso del velo en fotografías oficiales va más allá de una simple cuestión de vestimenta. Se trata de un asunto que toca fibras sensibles relacionadas con la identidad, la religión y los Derechos Humanos. Es hora de que México reconozca la diversidad de su población y garantice que todas las personas puedan vivir su fe y su identidad de manera plena y libre, sin que ello implique renunciar a sus derechos fundamentales.

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Horacio Vives Segl