“La razón por la que los hombres entran en la sociedad es para preservar su propiedad”
John Locke
En los últimos días mucho se ha comentado respecto de la supuesta desaparición de la propiedad privada en la capital, derivado de la publicación del pasado 2 de septiembre, en la Gaceta Oficial de la Ciudad de México, la cual contiene la reforma al artículo tercero de la Constitución local, cuyo texto decía: “Art 3…2. La Ciudad de México asume como principios: a)… el respeto a la propiedad privada”.
El nuevo texto dice: “Art 3…2. La Ciudad de México asume como principios: a)… el respeto a la propiedad en los mismos términos del artículo 27 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos”.
Esta pequeña reforma a la Constitución de la CDMX ha causado tal revuelo en las redes sociales y en los medios de comunicación, que provocó que muchas personas se preocuparan por la seguridad de sus propiedades inmobiliarias, generando mucha incertidumbre, lo cual me parece de los que generaron tal situación una muestra de ignorancia o de mala fe, y que aprovecharon para atacar al Gobierno de la 4T.
La reforma en sí misma no dice mucho, pero lo que principalmente motivó el caos informativo fue un mensaje de la red social X por parte de Martí Batres haciendo alusión a la reforma, así como la amplia exposición de motivos con que se presentó con la misma, que señala que anteriormente sólo se mencionaba la protección a la propiedad privada, para que ahora se integre la protección a la propiedad pública y la propiedad social, para estar acorde a los valores de la Cuarta Transformación, en todo el país y, desde luego, en la CDMX.
Por su parte, el artículo 27 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos a que hace alusión el art. 3 de la Constitución de la CDMX y que motivó la reforma, señala: “Art. 27. La propiedad de las tierras y aguas comprendidas dentro de los límites del territorio nacional, corresponde originariamente a la nación, el cual ha tenido y tiene el derecho de transmitir el dominio de ellas a los particulares, constituyendo la propiedad privada”. La reforma fue para remitir el derecho de propiedad a la Constitución Federal, la cual desde 1917 contiene dicha disposición, sin que nadie haya vislumbrado algún riesgo en ello, por qué ahora lo generó.
Dentro de los múltiples comentarios que he recibido y columnas que he leído al respecto, señalan que con la reforma se facilitan las expropiaciones, lo cual me parece un absurdo, puesto que la Ley de Expropiación no ha sufrido cambios en los últimos años, y las expropiaciones desde 1936, año de su expedición, se han venido produciendo cuando los gobiernos en turno lo han necesitado, incluso en muchos casos bajo protestas o juicios por parte de los afectados o grupos sociales.
Lo que podemos observar, en este caso, es que muchos se aprovecharon para atacar al Gobierno federal y al de la CDMX, no tanto por el contenido de la reforma sino por la exposición de motivos que fue más allá de la propia reforma, lo que pareció fue un mensaje dirigido a los radicales de Morena y seguidores de Martí Batres, por lo tanto, fue pura parafernalia, y en lo que respecta a los derechos de los propietarios, no tienen de qué preocuparse en lo que se refiere a sus propiedades inmobiliarias.