¿Vendrá el vacío?

QUEBRADERO

Javier Solórzano Zinser<br>*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>
Javier Solórzano Zinser*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

Más allá de no perder los hilos del poder, el Presidente lleva a todos lados a su sucesora para dejar en claro que es su heredera.

Quiere mostrar que es una extensión de él. Claudia Sheinbaum, sin duda, tiene peso propio, pero con la fuerza con que López Obrador ha gobernado todos estos años, será difícil que el poder se herede de manera absoluta.

El Presidente ha gobernado como ha querido. Las condiciones se dieron para ello tras un triunfo inobjetable, una auténtica sumisión de su entorno y una oposición abrumadoramente diluida. No le costó mucho trabajo tener el poder.

Si no lo tuvo del todo se debió a que entre el Legislativo y el Poder Judicial se lo impidieron. La Corte frenó sus reformas porque no eran consistentes legalmente y en muchos casos no cumplían los mínimos requisitos legales para su aprobación.

Esto generó críticas al Poder Judicial, porque bajo su perspectiva lo que quería era rechazar sus propuestas. Es probable que algo de esto haya pasado, pero por mucho es más probable que las propuestas no hayan cumplido con los elementos legales para ser aprobadas.

Todo esto se parece a los enconos presidenciales cuando algunos presuntos delincuentes fueron liberados. Nunca se puso sobre la mesa la posibilidad de que la fiscalía no hubiera hecho su trabajo desde la perspectiva jurídica. Muchos fueron liberados no por “compra de jueces”, sino por la falta de claridad en la presentación de los casos.

El Presidente está dejando el escenario que quería, la sucesora que quería y también el encono e impotencia que quería entre sus adversarios. Lo que viene tiene alta dosis de lo inédito porque no es claro en qué va a terminar la reforma al Poder Judicial, junto con las otras reformas que están por aprobarse, y también cómo será la gestión de su sucesora, porque por más que haya una gran cercanía con el Presidente, Sheinbaum no puede repetir o hacer las veces de quien no es.

Va a ser inevitable que se venga un vacío. La futura Presidenta tendrá que cohesionar los múltiples intereses que ya son parte integral de Morena. Va a tener que pegar en la mesa, porque habrá quien no la vea con la fuerza y convocatoria que tiene el Presidente. Insistimos, que no es casual que López Obrador la lleve a todos lados, porque más allá de la inobjetable victoria de la futura primera mujer Presidenta de México, sabe bien lo que puede pasar al interior del movimiento.

Es muy probable que en medio de todo esto el Presidente nunca termine por retirarse como lo ha prometido. Muchas piezas están sueltas, no casualmente y muchas otras surgirán a partir de la nueva gobernabilidad en donde paulatinamente irá mostrando su estilo personal la futura Presidenta, lo cual será para muchos una novedad que a lo mejor los lleve a extrañar la autoridad, en todos los sentidos, de quien será expresidente.

A esto hay que sumar que López Obrador no deja el país en las mejores condiciones, aunque estemos en los tiempos de las cifras alegres. Ha anunciado, por ejemplo, que en los estados gobernados por Morena podrá izarse la bandera blanca en materia de salud. No hay manera de que esto suceda, porque no están dadas las condiciones. Como una muestra está la megafarmacia que ha resultado un nuevo problema para las y los ciudadanos. Éste es uno de los asuntos que Claudia Sheinbaum tendrá que atacar de inmediato, en fondo y forma, lo que significa también dinero.

El vacío requerirá de la sensibilidad e inteligencia de la futura Presidenta. No pasará mucho tiempo para que enfrente una gran cantidad de problemas.

Por lo pronto, la papa ardiendo es la reforma al Poder Judicial, sigue sin tener ni pies ni cabeza y está aprobada con bombo y platillo.

RESQUICIOS.

Si a estas alturas siguen pensando que la violencia en Sinaloa son incidentes o asuntos menores, la situación se va a agudizar aún más. Ya no sólo es el Presidente, sino también los militares quienes andan pidiéndole a los delincuentes que ya no se estén peleando, le digo.

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