El reto (2/3)

PESOS Y CONTRAPESOS

Arturo Damm Arnal*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

Para el gobierno de Sheinbaum el principal reto en materia económica es reactivar el crecimiento, algo conveniente, no solo para los agentes económicos, desde productores hasta consumidores, sino también para el gobierno. A todos nos conviene que la economía crezca lo más posible. Lo explico.

El crecimiento de la economía se mide por el comportamiento de la producción de bienes y servicios para el consumo final (Producto Interno Bruto), relacionada, ya que para producir alguien debe trabajar, con la creación de empleos, y, ya que a quien trabaja se le paga por hacerlo, con la generación de ingresos, empleos e ingresos que son condiciones del bienestar, que depende, en buena medida, de la cantidad, calidad y variedad de los bienes y servicios disponibles para satisfacer necesidades, la mayoría de los cuales hay que comprar, para lo cual hay que pagar un precio, para lo cual hay que generar ingreso, para lo cual hay que tener empleo. Por su parte, la producción de bienes y servicios depende de las inversiones directas, que se destinan a producirlos, a crear empleos y a generar ingresos, mismas que dependen de la confianza de los empresarios para efectuarlas.

Secuencia lógica: más confianza empresarial igual a más inversiones directas, igual a más producción de bienes y servicios, por lo tanto mayor crecimiento de la economía, más creación de empleos y generación de ingresos, por lo tanto mayor bienestar para las personas. El crecimiento es condición del bienestar, sobre todo si debe ser consecuencia de la generación personal de ingreso, no de la redistribución gubernamental del mismo, que es posible si alguien previamente lo generó. No hay manera de esquivar la generación de ingreso: para que el gobierno pueda redistribuirlo alguien tuvo que generarlo.

El mayor crecimiento de la economía beneficia a los productores porque producen, ofrecen y venden más bienes y servicios. También beneficia a los consumidores porque hay más empleos y más ingresos, y, consecuencia de ello, más y mejores oportunidades para comprar bienes y servicios, por lo que, si producen y ofrecen más, productores y oferentes venderán más. El crecimiento económico genera círculos virtuosos.

El mayor crecimiento de la economía, que se traduce en más generación de ingresos, en más compras de bienes y servicios, en más acumulación de patrimonio, también beneficia, por el cobro de impuestos, al gobierno. Si se grava la generación de ingresos (caso del ISR), la compra de bienes y servicios (caso del IVA), y la acumulación de patrimonio (caso del impuesto predial y de la tenencia), y si, consecuencia de un mayor crecimiento, se genera más ingreso, se compran más bienes y servicios, y se acumula más patrimonio, el gobierno recaudará más. ¿Y a qué gobierno, dado que el poder del gobernante depende, en buena medida, de la cantidad de presupuesto que maneja, no le conviene recaudar más? Condición para lograrlo, ceteris paribus, es que la economía crezca lo más posible.

Lo repito: para el gobierno de Sheinbaum el principal reto en materia de economía es reactivar el crecimiento, algo conveniente para productores y consumidores, y también para el gobierno. A todos nos conviene que la economía crezca lo más posible. ¿Cómo lograrlo? Hay dos maneras, la mala y la buena.

Continuará.

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