Hay algo muy patriarcal en el deseo de muchas mujeres de casarse con alguien que les confiera valor al elegirlas. El matrimonio como significante de completud para una mujer no es parte del pasado. A algunas todavía les pesa ser solteras, llegar a cierta edad y no ser madres. No todas las mujeres son libres y deconstruidas. Somos parte de un contexto histórico en el que, hace no mucho, una mujer que está sola es porque hay algo mal con ella.
De esto se trata la serie argentina Envidiosa (Netflix, 2024) que cuenta la historia de Victoria (interpretada por la fantástica actriz Griselda Siciliani), una mujer que está por cumplir 40 años y que después de 10 años en una relación de pareja, no ha logrado lo que para ella sería la recompensa por hacerlo todo bien: casarse y tener hijos.
Vicky comienza a ir a terapia convencida de que va perdiendo en el juego de la vida. Sus amigas están o casadas o comprometidas para casarse. Le es imposible alegrarse con la alegría de ellas ni puede admirarlas, porque toda su energía se le escapa en envidiarlas. Difícilmente les reconoce talentos o cualidades. Gracias a la terapia (por cierto uno de los retratos del trabajo terapéutico más bonitos y apegados a lo que es una buena terapia que he visto) se va dando cuenta de las razones por las que le duele tanto estar soltera.
En 1905 Freud habló por primera vez de la envidia del pene en las niñas, quienes inconscientemente deseaban tener uno. Si actualizáramos esta afirmación podríamos decir que la mujer puede llegar envidiar el pene por todos los privilegios que se desprenden de tener uno: dinero, poder, dominio, libertad.
Más adelante, la gran teórica de la envidia, Melanie Klein, afirmó que el bebé envidia el pecho de la madre, que no siempre está disponible: “La envidia es el sentimiento de rabia que se experimenta ante la percepción de que otra persona posee y disfruta de algo deseable y la pulsión que lleva a destruirlo o despojarlo de su valor”.
Winnicott explora cómo la envidia puede tener raíces en la relación entre el niño y su cuidador. Las distorsiones en la provisión emocional pueden generar envidia en el niño hacia el objeto maternal. “La falta de satisfacción suficiente en la relación madre-bebé puede provocar la sensación de que el otro posee algo esencial que le es negado, lo que aviva el sentimiento de envidia”.
Vicky siente que la vida le debe muchísimo. Que quienes tuvieron que estar presentes para cuidarla no lo hicieron y los abandonos en sus primeras relaciones se transforman en una obsesión de ser elegida, escogida, amada, reconocida por un hombre, sin lograr verse a sí misma como suficiente y digna de amor. Esta obsesión la lleva a lugares de mucho dolor, a tomar malas decisiones, a ponerse en riesgo y a repetir en sus elecciones los abandonos tempranos, ciega para reconocer a quien realmente la quiere.
Es muy interesante que una serie como esta sea un éxito en la época actual, cuando se supone que las mujeres estaríamos más allá de estos anhelos conservadores.
La serie habla de dos cosas, en teoría superadas para la mujer liberada: la envidia hacia las mujeres casadas o comprometidas y el sometimiento total a una parte de la cultura dominante que se resiste a morir, que sostiene que las solteras valen menos que las casadas.
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