Las ligas de futbol en Europa llevan años intentando solucionar los problemas de violencia en los estadios generada por grupos radicales, que no van a disfrutar de un encuentro deportivo, sino a provocar actos violentos que terminan en tragedias.
En tres encuentros de futbol que se jugaron en España en la última semana hubo actos violentos por parte de los llamados “ultras”, grupos de fanáticos radicales, violentos y politizados del balompié español.
El pasado domingo, en el juego entre el Atlético y el Real Madrid un grupo de hinchas ultras, muchos de ellos con el rostro tapado, lanzó objetos de todo tipo en contra del portero merengue Thibaut Courtois, lo que obligó a suspender el partido durante 15 minutos.
A mitad semana en otro enfrentamiento, éste de la Liga Europa de la UEFA entre el equipo Anderlecht de Bélgica y la Real Sociedad de España, hubo momentos de tensión en el estadio cuando los aficionados radicales belgas rompieron los asientos de las gradas para lanzarlos a los aficionados españoles. Un partido que ya se sabe de alto riesgo y que incluso obligó a las escuelas cercanas al estadio a terminar más temprano la jornada escolar ante la llegada de grupos porriles.
El último caos generado por estas porras violentas fue el pasado fin de semana en la Coruña, una ciudad portuaria al noroeste de España, en Galicia, cuando cientos de jóvenes encapuchados, vestidos de negro y armados con barras de metal destrozaron bares y otros establecimientos un día antes del encuentro entre el Deportivo y el Málaga.
Imágenes alarmantes que recorrieron las redes sociales y dan cuenta de la violencia que generan estos grupos radicales que viajan para enfrentarse a las barras rivales. Un recuerdo de lo que sucedía en los años noventa entre grupos ingleses conocidos como “hooligans” y que los clubes en toda Europa han intentado frenar, pero parecen estar de vuelta en los campos de futbol.
Estos grupos que han prendido las alertas en el balompié europeo son cada vez más violentos y están conformados en su mayoría por jóvenes de entre 17 años y adultos de 40, según información del Sindicato de la Policía Nacional española.
Lo que es más preocupante es que no son hechos fortuitos y es más recurrente que estos grupos altamente radicalizados están alimentados por el auge de la extrema derecha que promueve mensajes de odio y en contra de las minorías.
Medios de comunicación españoles mostraron, en el caso de los ultras del Atlético de Madrid, cómo utilizan imágenes en sus vestimentas que hacen referencia al nazismo y otras agrupaciones ultraconservadoras.
Esto que sucedió en España se repite en otros países europeos como Alemania, Austria, Francia, Inglaterra y Países Bajos, donde la ultraderecha ha ganado terreno y ya se ha posicionado como una opción real en las votaciones gubernamentales.
La normalización de ideologías racistas, xenófobas, homófobas y que difunden mensajes de odio en contra, sobre todo de las minorías, ha hecho que la radicalización y la violencia sean más evidentes en las sociedades europeas.
Resulta curioso que los países en los que la ultraderecha ha ganado adeptos entre la sociedad es donde se suelen presentar más enfrentamientos violentos en el futbol, un reflejo social llevado a un deporte altamente seguido y que mueve pasiones de todo tipo.
La violencia en los estadios debe erradicarse desde la raíz y es momento que las ligas de futbol se pongan más serias con las sanciones en contra de estos grupos radicales que ponen en riesgo a las familias y aficionados que van a apoyar a su equipo.