López Obrador inició su sexenio con un listado de 100 promesas que hacía al pueblo de México para mejorar el bienestar. De acuerdo con el Gobierno, sólo cinco de ellas están en proceso y las otras 95 aparecen como cumplidas.
No obstante, las cifras oficiales sobre violencia y educación, así como los indicadores económicos, señalan que la realidad dista del discurso.
AMLO prometió reducir a la mitad el homicidio doloso. Para empezar, en su discurso de salida presumió un descenso de 18 por ciento, lo cual dista de ser la mitad. De acuerdo con datos oficiales, el homicidio doloso no sólo no disminuyó, sino que aumentó 32 por ciento en este Gobierno respecto del anterior. En el mismo discurso, indicó que los feminicidios bajaron 37 por ciento, mientras que los datos señalan que, de hecho, aumentaron 41 por ciento. Prometió resolver el caso Ayotzinapa, mismo que sigue inconcluso.
El anuncio de un sistema de salud como el de Dinamarca tampoco se concretó. Se quedaron seis millones de niños sin vacunas entre 2019 y 2020. De acuerdo con el Coneval, la población con falta de acceso a servicios de salud creció en más de 30 millones de personas tras la desaparición del Seguro Popular, llegando a 50.4 millones. En el mismo lapso, se dejaron de surtir 15 millones de recetas, más de tres veces la cifra del Gobierno anterior. Esto no explica el incremento de 5.2% en el gasto en salud.
La corrupción no se acabó, sino que se puso de relieve su empeoramiento con casos como el de Segalmex, con un desvío de más de 17 mil mdp. Las adjudicaciones directas crecieron drásticamente, promediando cerca de 80 por ciento cada año en las contrataciones que hizo el Gobierno. El IMSS destacó con 26 mil asignaciones directas, por más de 45 mil mdp. El Banco del Bienestar, en 2021, destinó el 90 por ciento a contratos directos. La estrategia de abrazos, no balazos, dejó impunes a miembros del crimen organizado y, sin mayor perjuicio, a casos emblemáticos de corrupción como Rosario Robles, Emilio Lozoya y Elba Esther Gordillo.
El Presidente decía que no habría gasolinazo, que no incrementaría la deuda y que crecería la economía 6 por ciento anual. La deuda en el último año de la administración de López Obrador llegó a cifras récord, llegando a 16.8 billones de pesos, el monto más alto en este milenio, representando 48 por ciento del PIB. El crecimiento económico promedió 0.6 por ciento anual entre 2019 y 2023, una décima parte de lo prometido.
Habría que hablar de los compromisos que sí “se lograron”, pero que fueron más costosos de lo previsto. El Tren Maya inició sus operaciones en el penúltimo año; sin embargo, su construcción implicó el cuádruple de sobrecosto, acercándose a los 500 mil mdp. Prometió que no talaría ningún árbol, pero este año el mismo Gobierno reconoció haber impactado en siete millones de árboles. La Refinería Dos Bocas costó el doble de lo presupuestado.
Claudia Sheinbaum anunció sus 100 pasos de continuidad. Pero ha heredado aquello que su antecesor no cumplió.