Ifigenia Martínez nació en la Ciudad de México en junio de 1930, en medio de la convulsión política-armada de la Revolución Mexicana. Cuando cumplió 18 años no pudo votar, pero hoy no se entendería el acenso de Claudia Sheinbaum a la Presidencia de la República sin la aportación de esta mujer excepcional en el proceso de transición a la democracia de México.
Decía que su nombre significa “nacida en el poder”, pero ella misma corregía, entre risas y con una profunda convicción: “nacida en el poder del pueblo”. Y si bien luchó al lado de Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo también lo hizo con miles de mujeres que empujaron la participación política de las mexicanas a lo largo de siete décadas.
La Maestra Ifigenia decía que la vida es transitoria y se decía orgullosa de ser mexicana. Enfrentó al poder siendo parte del sistema y rompió con el poder para luchar por la democracia. Formó parte de una generación de mujeres de las que sólo con el tiempo se puede apreciar su grandeza: Griselda Álvarez, María del Carmen Martín, Aurora Jiménez de Palacios, Remedios Ezeta, Margarita García, Macrina Rabadán, Alicia Arellano y María Lavalle.
Estudio en la UNAM y tuvo posgrado en Harvard. De las primeras en romper techos de cristal en la esfera pública política y académica del país, fue una de las primeras voces que alertó con vehemencia sobre los riesgos del neoliberalismo. No titubeó en caminar con Cárdenas y Muñoz Ledo en el rompimiento de la Corriente Democrática con el PRI en 1987 y convertirse en referente de la izquierda mexicana.
En Hacienda ocupó cargos menores hasta ser subsecretaria; asesora económica del presidente Luis Echeverría pero también de Jaime Torres Bodet en la SEP; diputada local, diputada constituyente de la CDMX, diputada federal y senadora; miembro de la Comisión Consultiva de Política Exterior de la Cancillería, representante alterna en la ONU; asesora económica del jefe de Gobierno del Distrito Federal.
En la UNAM mantuvo su prestigió donde fue directora de la Facultad de Economía; desde Hacienda y la SEP dejó claro lo que era el nacionalismo revolucionario y la justicia social, veló pues por el bien común. Cuando en 1968 el régimen violó la autonomía de la Universidad se convirtió en una férrea defensora de la Máxima Casa de Estudios.
En 1989, al lado de Cárdenas, Muñoz Ledo y Heberto Castillo fundó el PRD donde fue profundamente respetada al igual que en Morena y el PT. Caminó al lado de Andrés Manuel López Obrador y entendió que su último gesto en su papel histórico fue el colocar la Banda Presidencial a la primera mujer que encabezará hasta 2030 la Presidencia de la República.
Pero la Maestra Ifigenia sabía que la lucha por la equidad entre mujeres y hombres en el servicio público no era una tarea concluida. Hace algunos años, en octubre de 2021, dejó claro en una frase su visión de país, siendo Andrés Manuel López Obrador Presidente de la República:
“Es el tiempo para la unidad de la República en torno a los grandes objetivos nacionales que debemos compartir con respecto a la pluralidad democrática (…) Desde esta tribuna quiero hacer un llamado a la unidad para la fortaleza y el desarrollo nacional. Quiero recordar que México es nuestra causa y nuestra casa común”.
México ha perdido a una mujer excepcional.
RADAR
Nos comentan que el diputado Ricardo Monreal, líder de la megabancada de Morena en San Lázaro, tuvo una intensa operación política para lograr que Sergio Gutiérrez Luna y Dolores Padierna fueran electos como presidente y vicepresidenta de la Cámara de Diputados.
Pero también operó para perfilar a expertos en comisiones sensibles para la toma de decisiones en el gobierno federal, como a Carlos Ulloa en la de Hacienda; en Presupuesto a Merylin Gómez Pozos, en la Comisión de Defensa Nacional el general Luis Arturo Oliver, en la de Marina al almirante Humberto Coss, en Puntos Constitucionales a Leonel Godoy y en Justicia a Julio César Moreno.
Monreal está en lo suyo.