La toma de posesión de la Presidenta Claudia Sheinbaum, con la ausencia de representación española por primera vez en siete sexenios, fue el último episodio de enfrentamiento entre México y España, cuyas relaciones quedaron seriamente lastimadas por los resentimientos de su antecesor.
El anterior gobierno de México, de manera bastante efectiva, consiguió agrietar tradicionales relaciones diplomáticas con varios países, pero en el caso de España se ensañó de manera particular.
Sin embargo, dicha relación, como mencionó recientemente la presidenta de México, “no está totalmente fracturada”, y están siendo claros los sutiles pero firmes, mensajes que España ha mandado en territorio mexicano.
El más reciente ocurrió el pasado 10 de octubre, durante la celebración de la Fiesta Nacional de España, en su sede diplomática en la Ciudad de México, que albergó una reunión mucho más grande de lo acostumbrado, con más de 2 mil asistentes a la fiesta organizada en la residencia española.
La convocatoria fue nutrida y relevante, más allá de ciudadanos binacionales, la presencia de personalidades mexicanas destacadas —y hasta polémicas— en el ámbito político, del arte, periodístico, académico, empresarial y hasta religioso.
Llegaron a saludar al embajador Juan Duarte, personajes de todas las trincheras y de todos los colores.
Mezclados entre representantes de prácticamente todos los cuerpos diplomáticos extranjeros en México, se vio lo mismo al ex presidente del INE, Lorenzo Córdova, que al Vicealmirante José Orozco, actual Director del Centro de Estudios Superiores Navales.
El periodista internacionalista Sergio Sarmiento, conversaba animadamente con el Monseñor Francisco Javier Acero, Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis Primada de México.
Mientras del otro lado del jardín se veía llegar apresurado al actual coordinador general del C5 de la CDMX, Salvador Guerrero Chiprés, no muy lejos de donde se encontraba la editora Marisol Shultz, actual directora general de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, que en la edición de este 2024, tendrá como invitado especial precisamente a España.
Entre los primeros en llegar se notó la presencia de Martha Delgado, ex subsecretaria de Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos de la SRE, que quedó no muy lejos del espacio que ocupó el todavía líder del PAN, Marko Cortés, que, para sorpresa de muchos, llegó al diplomático festejo.
Pero volviendo al mensaje que el embajador español dirigió a los presentes —y a los ausentes que seguramente tenían ahí oídos prestados—, fue notoria la invitación constante a la reflexión sobre la importancia de una nación sobre la otra y en ambos sentidos.
Comenzó hablando de la pluralidad política y cultural —claramente presente en el festejo— al que no asistió nadie de alto nivel de la Secretaría de Relaciones Exteriores.
A la celebración de la Fiesta Nacional de España en México, solía asistir de menos, el titular de la subsecretaría encargada de las relaciones con Europa, Asia, Oceanía y África, de la Secretaria de Relaciones Exteriores. Pero este año brilló por su ausencia, haciendo más notoria la fractura innecesaria en la relación de ambas naciones.
Y es que nos pueden caer bien o mal los españoles y podemos estar de acuerdo o no con las razones del actual distanciamiento, pero lo que es ineludible, es el importante intercambio turístico, académico y comercial que sucedió en los últimos 42 años entre México y España.
Se trata de nuestro segundo socio comercial, que genera, por ejemplo, más de 50 vuelos semanales entre ambas naciones. México es hoy uno de los principales emisores turísticos para España, que solo en 2023 recibió la visita de casi 1 millón de mexicanos.
Y es que hasta hoy, España sigue batiendo récord de visados para estudios e intercambios académicos y de investigación, de los que se han beneficiado muchos mexicanos que hoy brillan en distintos ámbitos gracias a esa oportunidad.
“En España seguiremos apostando por México”, fueron las palabras del discurso del embajador Juan Duarte, que arrancaron el primer gran aplauso de los presentes.
Y “seguiremos tendiendo puentes” fue la frase que repitió en más de una ocasión, mientras llamaba al respeto a la democracia, al Estado de derecho y los derechos humanos, con miras a la firma del Acuerdo Global que Europa espera con ansias que por fin firme México.
En 2019 pareció quedar detenida con alfileres la antes sólida relación entre México y España, pero han pesado más los frutos de ambas naciones en coordinación, que hoy, con los reventaderos ya lejos, esperan recuperar mejores tiempos.