“No luché toda mi vida por la democracia para que ahora, que soy Presidenta, destruirla”. Palabras más, palabras menos, ésa fue la frase que más aplausos produjo en la presentación de Claudia Sheinbaum ante 240 empresarios estadounidenses, sus ejecutivos en México y la nutrida presencia de varios de los empresarios más relevantes del país en el CEO Dialogue. El común denominador de las opiniones vertidas por los asistentes es que se generó una expectativa positiva cuando la hoy Presidenta, con más elementos técnicos y formales que su antecesor, mostró un camino de apertura y diálogo que no se ha quedado en meras palabras.
Anoche muchos de los asistentes pudieron dormir en calma. Se puede afirmar que hubo éxito en el primer acercamiento formal entre el nuevo gobierno con los empresarios estadounidenses agrupados en la American Chamber of Commerce, que aquí encabeza Carlos García, así como las cámaras y asociaciones mexicanas que acuerpa el Consejo Coordinador Empresarial, que lleva Francisco Cervantes. El trabajo del secretario de Economía, Marcelo Ebrard, logró un primer y valioso objetivo al atemperar las preocupaciones en torno a la reforma judicial, otras 6 controversiales reformas constitucionales, leyes secundarias y desaparición de órganos autónomos.
Un primer avance del que se espera afloren primeros resultados en el primer trimestre de 2025 que permitan pasar de las palabras a los hechos concretos que permitan reconstituir de manera consistente la confianza de los inversionistas.
Por ello mismo resultó especialmente relevante que en el encuentro de Alto Nivel celebrado en el Club de Banqueros estuvieran presentes personajes de industria de la talla de Carlos Slim Domit (Carso-América Movil), Ramiro Garza Vargas (Grupo R), Carlos Hank González (Banorte), Claudio X. González Laporte (Kimberly Clark), Bernardo Gómez (Televisa), Ángel Mieres (Grupo Andrade), Antonio Del Valle (Elementia-Pochteca), Moisés Kalach (Grupo Kalach), y Luciano Pascoe, en representación de Grupo Salinas, así como diversos integrantes del gremio bancario, empezando por Julio Carranza que encabeza la Asociación de Bancos de México, amén de empresarios agrupados en la Confederación Nacional de Cámaras Industriales, que preside Alejandro Malagón.
La nueva narrativa de apertura del actual gobierno, de atención y preocupación, pudo ser comparado con los 6 años previos de sainetes, pullas, venablos, promesas y atole con el dedo que el obradorismo prodigó al sector empresarial nacional e internacional. Aún está por verse si efectivamente hay una diferencia sustantiva, por lo que de momento, nos aseguran, los empresarios estadounidenses se encuentra en el estatus del wait and see, esperando que los ofrecimientos de la Presidenta empiecen a otorgarles avances que les fueron negados para así canalizar nuevas inversiones relevantes más allá de la mera reinversión en conservación y mantenimiento de instalaciones.
En esa espera, en tanto, fue muy bien acogida la sinceridad con que Sheinbaum defendió la reforma judicial, de que ella pudo haber recurrido a otros métodos de tomar el control de la Suprema Corte de Justicia dada la mayoría de Morena en el Congreso, o de cooptar ministros y ministras para tener una “Corte a modo” al final de su sexenio, pero que optaron por el azar para una elección popular.
La sinceridad fue bien acogida. Está por verse lo que acontece y que ello derive en lo que se requiere: inversión privada nacional y extranjera.
CNBV: Ramírez Bernabé se va bajo la lupa. Esther Ramírez Bernabé, quien hasta ahora es titular de la Vicepresidencia de Supervisión de Banca de Desarrollo y Finanzas Populares de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, ha presentado su renuncia al cargo después de que fuera conocido que la funcionaria ha realizado actos que podrían perfectamente ser constitutivos de delitos.
Las imputaciones refieren directamente a presuntos actos de corrupción que ya están siendo investigados por la Fiscalía General de la República y no sería de extrañar que a ello se sumen nuevos señalamientos derivados de su gestión que han afectado severamente el crecimiento equilibrado del sector de ahorro y crédito popular. Para esclarecer lo anterior, sería de mucha utilidad que la Función Pública investigue a profundidad a la aún vicepresidenta y se resuelva si ella o sus más allegados tenían componendas en beneficio de unas entidades y en perjuicio de otras.
Sin duda en el marco del cambio de gobierno, esta renuncia le ofrece a Jesús de la Fuente, titular de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, una extraordinaria oportunidad para alcanzar el objetivo primario desde su arribo a la CNBV: una autoridad financiera limpia de cochupos y corrupción.
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