La llegada de Claudia Sheinbaum y su abrumadora mayoría calificada en el Congreso, ha modificado la forma en la que el sector privado, los medios y la crítica se relacionan con el poder. El régimen de transición representó una apertura gradual a la crítica y una democratización de los medios, que dieron entrada a múltiples voces que aportaron ideas y reflexiones sobre la realidad del país.
A la par que avanzó la democratización de los medios e iniciaron las transiciones democráticas, tanto en el Ejecutivo federal como en los estados, las empresas también encontraron un espacio para generar garantías a la certidumbre jurídica y algunas concesiones, algunas cuestionadas, que fomentaron su crecimiento.
Con el gobierno de AMLO, esta apertura democrática en medios, el sector privado y la crítica, se vio confrontada por el poder público. Desde la perspectiva de su administración, las voces críticas en los medios debían ser contestadas en el foro público, llegando incluso a momentos que traspasaron las normas de protección a datos personales y llevaron a un debate sobre el uso del poder público para responder a sus señalamientos.
No obstante, su relación con la IP, sobre todo con las grandes empresas y consorcios privados, aunque pasó por algunos momentos incómodos, no resultó en un cambio sustantivo en su crecimiento, sino todo lo contrario, de acuerdo con informes de Oxfam México.
Con Sheinbaum se redefinirán también estas relaciones. Por una parte, su política de Prosperidad Compartida y su agenda de derechos, de ser llevada a cabalidad, incluye una coparticipación más amplia del sector privado en el desarrollo social y no sólo en el crecimiento económico.
Es decir, una redefinición de la participación del Estado y el criterio del Gobierno en materia de concesiones, bienes públicos, pero también de la iniciativa privada en el ámbito ambiental, laboral y social. Habrá que ver la naturaleza de esta cooperación y sus resultados tangibles en el desarrollo social. Por lo pronto, este Gobierno confía que el país ha dado las condiciones necesarias para la expansión industrial y privada, y que dicha situación no sólo es suficiente, sino que alcanza para beneficiar al resto de la población, más allá de generar empleos.
A su vez, también la crítica y los medios de comunicación tendrán que redefinir su papel y enfoque. A pesar de las numerosas críticas y reflexiones que se hicieron sobre el gobierno de AMLO, el análisis no por ser muchas veces cierto, terminó por convencer a nadie. Peor aún, muchos de los análisis realizados durante las elecciones mostraron que muchas de esas percepciones estaban basadas en un dogmatismo equiparable con el que tanto criticaron. La llegada del segundo piso de la 4T, exige a los medios y a la opinión a hacer una autocrítica sobre su comprensión del entorno social del país, así como para hacerse de más capacidades analíticas para comprender y explicar la nueva realidad política del país.