La psicopatía de los maltratadores

LA VIDA DE LAS EMOCIONES

Valeria Villa<br>*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>
Valeria Villa*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

En días pasados, 16 mujeres del Servicio Exterior Mexicano escribieron una carta dirigida a la Presidenta de la República, Claudia Sheinbaum, denunciando a Jorge Islas López por acoso, hostigamiento y discriminación por condición de género. Islas López había sido nombrado coordinador general de Consulados como su nuevo puesto después de ser Cónsul General en Nueva York. Las denunciantes pidieron a la Presidenta no permitir que se ignoraran las denuncias que desde tiempo atrás hicieron varias mujeres por los canales institucionales del servicio exterior, siendo ignoradas.

Esta misma semana, Islas López decidió declinar el cargo con una carta en la que se defiende, argumentando falsedad en las decenas de testimonios y denuncias de mujeres que trabajaron con él o que formaban parte de comunidades de mexicanas en el extranjero.

No son ni una ni dos denuncias, son muchísimas, pero el señor Islas López dice que todo es falso. Se defiende hablando de sus hijas feministas que le han enseñado sobre igualdad de género. Este argumento vulgar ha sido utilizado por machos maltratadores que creen que por tener esposa e hijas se convierten automáticamente en hombres respetables y hasta feministas.

El menosprecio a las denuncias de las mujeres es indignante y sólo hasta que este asunto se convirtió en un escándalo mediático, el caso dio un giro hacia la justicia.

Sentirse y ser intocables es uno de los rasgos de hombres que abusan de sus posiciones de poder como parte de un sistema que no les cree a las mujeres o que si les cree, no ve grave el maltrato sistemático por su condición de género.

Ven a las mujeres como subordinadas o como objetos sexuales. Actúan cobijados en la impunidad, en la falta de consecuencias legales o sociales. Cosifican a las mujeres, no les confieren la misma dignidad ni derechos que a los hombres. Estas formas de masculinidad están ligadas al dominio y a la agresión. La prepotencia es una conducta compensatoria de resentimiento, inseguridades, baja autoestima, ira, historias de rechazo femenino. El maltratador de mujeres es alguien que busca venganza y que sólo encuentra una salida a su impotencia en el abuso.

En otro nivel de análisis, los maltratadores que se favorecen de la impunidad de sistemas jerárquicos como lo es el Servicio Exterior Mexicano, también suelen ser narcisos malignos o narcisos con rasgos de psicopatía, en los que el odio, la agresión y la crueldad, son las únicas formas de relación que conocen. Estos psicópatas acosadores realmente odian a las mujeres y tienen hacia ellas fantasías agresivas.

La psicopatía se caracteriza por el sadismo: disfrutar haciendo sufrir; las mujeres son objetos para ser maltratados, las relaciones están totalmente definidas por el odio y la agresión. Son perfiles de personalidad incapaces de recibir ayuda, sin remedio ni posibilidad de redención. Sólo los detiene el peso de la ley o la sanción social.

Resulta increíble que de no ser por la valentía de estas 16 mujeres que dieron la cara, este señor tendría un puesto muy importante en la Secretaría de Relaciones Exteriores. Por eso, nunca es una exageración hablar de pactos patriarcales. Hombres que se protegen entre sí, que voltean para otro lado, que hacen la vista gorda, perpetrando sistemas de desigualdad y abusos, que sólo se quiebran si rompemos el silencio.

También puedes escuchar la columna aquí.

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Daniel Santos Flores