La expectativa era igual, al tiempo que aficionados de los Dodgers y Yankees tuvieron que esperar para vivir un nuevo episodio entre los gigantes del beisbol estadounidense. Después de 43 largos años ambos equipos se reencontraron el Clásico de Otoño, y aunque los angelinos salían ligeramente favoritos para llevarse la serie, nadie esperaba que el duelo entre estos titanes estuviera 3-0 y con la amenaza de una histórica barrida. Los aficionados californianos más optimistas pronosticaban un 4-2 a favor de los suyos y claro, el título iba a estar dedicado a uno de sus grandes ídolos, Fernando Valenzuela, que falleció apenas tres días antes de cantarse playball.
Uno de los momentos más importantes y clave para cambiar drásticamente el destino de esta serie o que al menos significó un golpe moral durísimo fue aquella décima entrada del juego uno disputado en Dodger Stadium. Hay que recordar que todo indicaba que los Yankees se llevarían aquel juego, con ventaja de una carrera, únicamente necesitaban los tres outs para dar un golpe sobre la mesa ante los favoritos Dodgers, pero aquella entrada, quedará en la memoria de todos los aficionados al beisbol, sin importar el jersey favorito, sin ser yankee o dodger, no importa, aquello fue cine en su máxima expresión.
Después de una maravillosa jugada defensiva de Alex Verdugo, los Yankees estaban a un solo out de conseguir el juego, la casa estaba llena y todo quedaba en el bat de Freddie Freeman y apenas al primer lanzamiento de Néstor Cortés, el jugador más destacado hasta el momento de la Serie, conectó la bola de home run desatando la locura en el estadio y en casi toda la capital de California. Un juego de Serie Mundial que quedará grabado como uno de los más emocionantes de los últimos tiempos y con un final que sólo Hollywood fue capaz de soñar.
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El que pega primero pega dos veces y los Dodgers aprovecharon el impulso para ganar casi sin despeinarse y sin sufrimiento el juego dos. Para el juego tres, la Ciudad de los Rascacielos se preparó para dar la vuelta a la página y meter nuevamente de lleno a los Yankees en la serie; pero nuevamente con los cañones apagados y una de sus estrellas, Aaron Judge, apagada por completo, los de Nueva York cayeron para sorpresa de muchos y la serie estaba tres a cero. Los aficionados de Yankees incluso abuchearon a su equipo por lapsos, porque la frustración ya era insoportable. Los imponentes edificios que caracterizan a la ciudad de Nueva York, atestiguaban una dolorosa derrota.
Y ayer, juego cuatro, las escobas estaban listas, los angelinos y fanáticos de los Dodgers se alistaban para conquistar la Serie Mundial y hacerlo de manera contundente y nuevamente, apenas en el arranque del juego, Freddie Freeman se voló la cerca para adelantar a los Dodgers, conectando por cuarta vez consecutiva en la serie un home run. El arranque pronosticaba la tragedia en Nueva York, pero la novena del Bronx ha dado señales de vida y en una fiera batalla de batazos, habrá quinto juego en La Gran Manzana y el sueño de remontar una desventaja de 3-0 por primera vez en la historia de la Serie Mundial.