Razones de la huesuda

CIVITAS

Salvador Guerrero Chiprés<br>*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.<br>
Salvador Guerrero Chiprés*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

Las y los mexicanos abrazamos, comemos, bebemos y bailamos con la muerte. Igualmente repudiamos las violencias del crimen y la sangre. Las fiestas en honor de la calaca son celebración de las tradiciones originales, mestizas y contemporáneas respecto de aquélla. Reencuentro con quienes ya no están, recordatorio nostálgico y asomo de la propia finitud envuelven la fiesta.

La hemos comprendido y nombrado de diferentes maneras: Mictecacíhuatl —la reina del Mictlán, señora de los muertos y vigilante de los huesos—, Catrina, Flaca, Dama de Blanco, La Patrona, Huesuda, Parca, Guadaña y, algunos, hasta la han hecho Santa. Nunca, sin embargo, naturalizaremos la violencia de estos días en Sinaloa o Guanajuato.

El premio Nobel de Literatura, Octavio Paz, escribió cómo en otros países la simple palabra no se pronunciaba porque quemaba los labios, mientras el mexicano “la frecuenta, la burla, la acaricia, duerme con ella, la festeja”. Aquí, a la sala, en otras latitudes un arreglo y un caramelo para mantenerla afuera.

De acuerdo con el Inegi, las cinco principales causas de muerte están relacionadas con enfermedades. Conocer la estadística es oportunidad para la salud. Enfermedades del corazón, diabetes, tumores malignos, influenza y neumonía, así como enfermedades del hígado son los motivos más comunes.

Por grupos etarios hay variaciones reveladoras de conductas sobre las cuales podemos disminuir riesgos. Entre los 10 y los 24 años prevalecen los accidentes y entre los 25 y 44, los homicidios; conforme la edad aumenta, las enfermedades se convierten en la causa primaria.

En Baja California, Guanajuato, Chihuahua, Guerrero, Colima, Michoacán, Morelos y Sonora los homicidios están entre las principales razones. Los primeros cuatro pertenecen al grupo de siete —junto con Estado de México, Jalisco y Nuevo León— mencionados ayer en la mañanera de la Presidenta Claudia Sheinbaum como concentradores del 50 por ciento de los homicidios dolosos del país.

Aun cuando hay quienes, más interesados por la crítica a lo hecho por el expresidente Andrés Manuel López Obrador o lo realizado en casi un mes por Sheinbaum, argumentan un incremento en la violencia homicida en el país, existe evidencia de una tendencia sostenida a la baja desde mediados del 2019 a pesar de los acontecimientos recientes en el Norte y el Bajío. En la capital nacional, gobernada por Clara Brugada, la baja es de 44 por ciento.

Las probabilidades de morir en un accidente vial —8 de cada 10 evitables— son mayores a las de perecer asesinado: la elegantona Catrina en su vehículo es más peligrosa que la armada de metralleta.

En paráfrasis de Juan Rulfo en Pedro Páramo: “Nadie anda en busca de tristezas, así que mejor abracemos la fiesta que hoy encenderá sus luces en el Zócalo”.

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Carlos Urdiales