Escándalo en el Hipódromo

LAS BATALLAS

Francisco Reséndiz*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. larazondemexico

En uno de los pocos bastiones que le queda a la oposición en el país, la alcaldía Miguel Hidalgo de la Ciudad de México, está por estallar un problema a causa de los excesos que se cometieron en un evento público, que afectó a quienes viven o laboran en una zona donde se encuentran la Secretaría de la Defensa Nacional, el Hospital Central Militar, espacios del sistema educativo castrense y viviendas de familias —abuelos, mujeres y niños— de integrantes del Ejército Mexicano.

Aquí le platico los detalles:

El pasado fin de semana se realizó en el infield del Hipódromo de las Américas la segunda edición del festival de música electrónica Zamna. Pero resulta que el evento burló, literalmente de manera escandalosa, las leyes de Establecimientos Mercantiles y de Celebración de Espectáculos Públicos en la CDMX.

Además, se permitió la violación a disposiciones legales y de protección civil, y una cuestionable permisividad hacia eventos de este tipo en espacios cuya vocación es distinta.

Durante tres días, el alto volumen de la música y los escándalos en las calles generaron indignación y críticas por la falta de control —nos aseguran— que dio en temas como la venta de alcohol, la gestión de la basura y el orden en la calle —se pudo ver a personas aparentemente drogadas—, faltas de respeto y sobre todo una evidente incapacidad de las autoridades para hacer valer los horarios ante un aforo de 15 mil espectadores con un ruido ensordecedor.

A pesar de que el Hipódromo tiene un horario que por máximo puede concluir a las 2:00 de la mañana, la fiesta de Zamna, de acuerdo a los vecinos, se extendió hasta las 6:00.

Lo que más lamentan quienes resultaron afectados es que fue la propia alcaldía Miguel Hidalgo la que otorgó la autorización por escrito para el evento, según consta en el oficio AMH/DGGYAJ/DERA/0076/2024, firmado por Esther Martínez Castañeda, directora Ejecutiva de Registros y Autorizaciones, la misma que —nos comentan— autoriza eventos cuestionados en Campo Marte.

Actualmente, la licencia de establecimiento mercantil del hipódromo (Administradora Mexicana de Hipódromo, S.A. de C.V.) permite la operación con música hasta las 02:00 horas. Sin embargo, en el oficio citado arriba, en el que se cita la ley respectiva, se otorga el permiso.

Aquí un extracto:

“PRIMERO.- SE TIENE POR REGISTRADO, el aviso para la presentación del espectáculo público denominado “ZAMNA MÉXICO CITY 2024” , al que le correspondió el número de folio 6796 consecutivo 416, que se llevará a cabo del 25 al 27 de octubre de 2024 con un horario comprendido de las 20:00 a las 04:00 con un aforo de 15,000 personas aproximado en las instalaciones del HIPÓDROMO DE LAS AMÉRICAS…”.

Además, en el permiso no se explica que el concierto se desarrolló en los espacios abiertos, al centro del Hipódromo, y no en aquellos cerrados que tienen autorizada la venta de bebidas alcohólicas.

En su publicidad de redes sociales, los organizadores presumieron que el evento se extendería hasta las 4:00 de la mañana, aunque al final concluía a las 6:00, y difundieron el costo de bebidas alcohólicas: la copa de vodka, tequila, mezcal, whisky, ron y ginebra era de 380 pesos; agua, 150 pesos, al igual que un refresco o una bebida energética.

Ante la situación que se volvió intolerable, en su cuenta de X, el abogado Gustavo García Arías escribió: “Alcalde, mi familia lleva tres días sin poder dormir por el ruido del #ZammaFestival en el @hipodromomex. Superan por mucho los decibeles y el horario permitido. Hasta las 4:00 am”.

La policía de la alcaldía reaccionó a la queja y en su cuenta de X, Atención BlindarMH, que atiende reportes de seguridad ciudadana, publicó:

“Buenos días, en atención a su reporte le informamos que elementos de #BlindarMH acudieron a la ubicación haciendo lo conducente y la invitación a bajar los decibeles de la música”. Pero al final eso no importó ni a organizadores ni a autoridades… que, nos dicen quienes padecieron esos días, quizá también estaban enfiestados.

¿Qué tiene que pasar para que autoridades más altas de la alcaldía o, en su caso, del Gobierno de la Ciudad intervengan para que la empresa que maneja el Hipódromo de las Américas se responsabilice a fin de evitar que este tipo de eventos provoquen problemas como los aquí reportados? ¿Por qué tienen que padecer abuelos, mujeres y menores o médicos y trabajadores que laboran en favor de otros ciudadanos estos abusos? De esa dimensión está el escándalo en el Hipódromo.

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