MARCAJE PERSONAL

La disputa por El Mayo Zambada

Julián Andrade
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Julián Andrade *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

Se acaba la paciencia o, por lo menos, se colma, aunque sea por momentos. El centro de la discordia, hoy, como hace décadas, es el narcotráfico.

Para las autoridades de Estados Unidos, como lo hizo ver el embajador Ken Salazar, es un asunto de eficacia policial, para México, como lo expresó el fiscal Alejando Gertz, es un tema de soberanía.

Eso explica que el secuestro, traslado o captura de Ismael El Mayo Zambada sigue estando en el meollo de las relaciones de ambos países.

Salazar está genuinamente sorprendido de los reclamos mexicanos. Para él, como para su Gobierno, que El Mayo Zambada esté tras las rejas es de celebrarse.

Insiste en que la llegada del capo a Estados Unidos se debió a traiciones entre los propios delincuentes y a las presiones de ambos lados de la frontera para capturarlos.

Jura que el piloto, hasta ahora desconocido, no trabaja para ellos, aunque evade, o ignora, cómo fue posible que aterrizara en una aeronave con la matrícula clonada.

Para no centrarse en ello, pasan el balón para que las fuerzas de seguridad mexicanas se luzcan y asuman como un logro también suyo.

Pero aquí nadie quiere caer o aprovechar esa lógica, porque la narrativa va por otro lado y en ella se insiste en que lo ocurrido en Culiacán significó que se desatara la violencia y que la forma es fondo.

De ahí que Gertz insista en que el jefe del Cártel de Sinaloa fue secuestrado. Para nada es un matiz de la historia, y puede tener consecuencias sobre dónde debe ser juzgado el capo.

Algo es seguro: la defensa de El Mayo Zambada utilizará la peculiaridad de su captura como un elemento para intentar desacreditar el fundamento de las acusaciones, bajo el amparo de violaciones al debido proceso.

Es casi imposible que obtenga la libertad, pero es factible que eso le ayude en el proceso de negociación, en el que seguramente se aplicarán sus abogados, para obtener beneficios, los que pueden ser muchos, si tan sólo se intuye el nivel de información que está en posibilidad de proporcionar.

El tiempo se agota. La próxima semana sabremos quién gobernará al norte del río Bravo, y más allá de intensidades, tanto Kamala Harris como Donald Trump impulsarán una política distinta, en la que terminaremos por extrañar las maneras de Joe Biden, que por regla general, deja pasar reclamos e, inclusive, agravios.

El contexto es difícil. Viene una negociación sobre el T-MEC derivada de los cambios a las leyes en nuestro país, pero también porque ni a Trump ni a Harris les gustan los términos del acuerdo.

Toda arista, todo problema, se pueden potenciar para obtener ventajas.

El Mayo Zambada, aunque ni lo mencionen, estará también en esas mesas, por ello es de gran importancia el dar los pasos para restablecer la confianza entre agencias de seguridad, antes de que sea demasiado tarde.