Para defender el proyecto de la llamada 4T los militantes de Morena insisten, sistemáticamente, que no son como los políticos de antes.
La referencia busca mostrar que hacen las cosas de manera diferente con relación al PRI y al PAN tratando de evidenciar cómo sus gobiernos fueron corruptos, irregularidades, y de formas en las cuales prevalecía la discrecionalidad, las cuotas y los cuates y muchos elementos más, los cuales los ciudadanos conocimos bajo muchos rubros, como aquel del que no transa no avanza.
La gran pregunta es qué tan cierto es todo esto y si realmente van cambiando las cosas en forma y fondo, y qué tanto estamos entrando en nuevas formas, corregidas y aumentadas, bajo narrativas que lo que buscan es hacerle ver a la sociedad que son diferentes sin quizá serlo del todo.
Sin duda hay muchas cosas que hoy son distintas. La más importante tiene que ver con la política social; sin embargo, estamos ante un cambio de régimen cada vez más forzado, cambio por la forma en que se está haciendo y porque en el camino han surgido mecanismos en que la gobernabilidad si bien se ha ido estableciendo de nuevos elementos y en algunos casos diferentes, pero en función de lo que vemos y somos como sociedad no se puede todavía tener una idea clara de si efectivamente todo apunta a que las cosas vayan a ser diferentes como ya dicen que son.
López Obrador es quien ha construido la narrativa de que no son como los de antes tratando con ello de fustigar el pasado buscando que sus militantes sigan distanciándose de los gobiernos del PRIAN.
El expresidente se la pasó en sus mañaneras haciendo señalamientos de toda índole contra quienes pensaban de manera diferente. En innumerables ocasiones no respondió a la crítica y su referencia a “nosotros tenemos otros datos” en la mayoría de los casos no se pudo comprobar, pero creó la narrativa de que lo que se decía en términos críticos de su gobierno era falsa información; todo se valía con tal de defender su proyecto.
Quizá las formas sean nuevas, pero han provocado divisiones que, a pesar de los resultados electorales, subyacen entre nosotros. Podría ser que tarde que temprano se manifiesten las diferencias de otras maneras a lo que hoy vemos.
La paradoja de cuando se refieren al pasado como elemento de referencia es que las cosas que a veces se hacían y que eran profundamente criticadas ahora se pueden seguir haciendo justificando que también se hacían en el pasado
Las formas que han utilizado para aprobar la reforma al Poder Judicial han pasado por procesos en que se han visto ciertamente como diferentes, pero esto ha sido como la identidad de una nueva clase política que está dispuesta a lo que sea con tal de que sus reformas sean aprobadas.
El que se asuman como diferentes a los de antes obliga a la creación de una nueva clase política que sea moderna, democrática, plural y acepte las opiniones de quienes tienen visiones diferentes de su proyecto.
Si sólo se trata de no ser como los de antes sin que se conviertan en una alternativa política generacional, las cosas no van a cambiar mucho e incluso podríamos tener más bien el surgimiento de un proyecto avasallador que en lugar que debiera establecerse como una alternativa podría derivar en una clase política que reinterpreta muy a su manera el resultado electoral, la cual podría empezar a cargar en sus espaldas muchos de los vicios del pasado, corregidos y aumentados.
No ser como antes es pintar una línea. Se entiende, porque se busca mostrar que estamos ante un proyecto nuevo de gobernabilidad en todos los ámbitos. Sin embargo, paulatinamente van construyendo vicios en su acción política y de gobierno que por momentos los lleva a parecerse más al pasado que a lo que ponderan ser.
RESQUICIOS.
Es una incógnita lo que pasará el martes en las elecciones de EU. Gane quien gane el país no la va a tener fácil. De lo que no hay duda, es que al mundo y a México lo que más le conviene se llama Kamala Harris.