DESDE LAS CLOACAS

Árbitro maiceado

El Duende
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
El Duende *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.

Estalló la bomba al interior del Instituto Nacional Electoral luego de que, en una reforma, el Legislativo le otorgara superpoderes a la presidencia del árbitro electoral para garantizar su buen funcionamiento de cara al proceso judicial.

Si bien la moneda sobre lo que pase con el Poder Judicial aún está en el aire —esta semana será crucial—, todo apunta a que para junio de 2025 se tendrá que llevar a cabo una elección para definir a jueces, magistrados y ministros.

Es cierto que, desde que llegó Guadalupe Taddei a la presidencia del INE, otras consejerías le han puesto el pie para llevar a cabo nombramientos en áreas clave del instituto; sin embargo, lo que pretende Morena desde el Legislativo es romper con la colegialidad que ha caracterizado al INE.

¿Cuál es el objetivo? Como ya lo decíamos, el Legislativo quiere poner un alto a las patadas por debajo de la mesa que se han dado desde hace más de un año. Eso es lo oficial y lo que quieren hacernos creer.

Pero, pero, perooo, mis fuentes en estas cloacas aseguran que lo que en realidad busca Morena —y no nos hagamos, el partido oficial tiene todo el poder en San Lázaro— es apoderarse del instituto y tener en éste, un filtro más para poder controlar el proceso electoral del Poder Judicial, así como ya lo hizo con la elección del Comité Evaluador, cuyos integrantes son guindas en su mayoría y serán los que decidan quién sí y quién no puede participar como candidato a juez, magistrado y ministro.

Por cierto, varias de las consejerías que integran el Consejo General están próximas a relevarse. Coincidentemente, se trata de algunas de las ocho que están inconformes con los superpoderes que se han otorgado a la presidencia.

En esos espacios que quedarán vacantes buscarán que asuman perfiles menos “grilleros” y más afines a la llamada Cuarta Transformación. Oh la lá! por un lado, superpoderes a la presidencia y por el otro, consejerías que no pongan peros cuando se trate de beneficiar al Gobierno.

Hace unos meses, ciertos funcionarios de alto nivel del INE, cuyos nombres prefiero reservarme, se congratulaban porque el árbitro electoral se había salvado de desaparecer durante el sexenio del expresidente López Obrador, cuando la presidencia anterior del organismo se enfrascó en una lucha de poder con el Ejecutivo Federal.

Aseguraban que hacer a un lado la confrontación con el entonces inquilino de Palacio Nacional, fue una estrategia que funcionó y el destino no los alcanzó, como sí lo ha hecho ahora con el Poder Judicial.

Sin embargo, sólo hace falta ver lo que ha pasado recientemente para saber que el INE como lo conocemos actualmente, no está a salvo y, por el contrario, la institución ciudadana que hemos construido durante décadas corre más peligro que nunca.

En el baúl. Hace unos días, desde Palacio Nacional, salió una carta dirigida a los funcionarios públicos pidiéndoles laborar con honradez, disciplina y solidaridad. Sin nepotismo, sin influyentismo y, sobre todo, sin corrupción. Todo eso que, según piensan en las altas esferas del poder, ya ha sido superado. Que alguien les diga que todos esos vicios sólo cambiaron de bando, cambiaron de partido político. Quienes perdieron la elección, sólo cambiaron de siglas y de color.

Basta por hoy, pero el próximo lunes… regresaréeeeeeeee!

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