PESOS Y CONTRAPESOS

Del Gobierno (1/10)

Arturo Damm Arnal
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Arturo Damm Arnal *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.

Hoy, para la mayoría de las personas, la principal amenaza contra su libertad y sus propiedades no proviene del gobierno de algún otro país (con el que podría estarse en guerra), o de la delincuencia del suyo (que asesina, secuestra y roba), sino de su propio gobierno y de su poder para obligar, prohibir y castigar, poderes que siempre se usan para limitar el ejercicio de la libertad individual y el uso de la propiedad privada, dos caras de la misma moneda: el ejercicio de la libertad siempre implica el uso de alguna propiedad.

Dado los tres poderes del gobierno (obligar, prohibir y castigar), que limitan el ejercicio de la libertad individual y el uso de la propiedad privada, debemos preguntar en qué condiciones se justifica que se prohíba dicho ejercicio y dicho uso, para que la prohibición no resulte injusta, para que no viole los derechos de las personas a la libertad individual y a la propiedad privada. Debemos preguntarnos por la legítima tarea del gobierno, la única que justifica que limite el ejercicio de la libertad individual y el uso de la propiedad privada. ¿Cuál es esa tarea?

La respuesta que doy, influenciado por las ideas de Federico Bastiat (1801– 1850), y Ayn Rand (1905–1982), es que al gobierno debe permitírsele lo que se le debe permitir a las personas y que debe prohibírsele lo que se le debe prohibir a las personas.

Cito a Bastiat: “La ley es la fuerza, y consiguientemente el campo de acción de la ley no debe extenderse más allá del legítimo uso de la fuerza”. Parafraseándolo: “El gobierno es la fuerza, y consiguientemente el campo de acción del gobierno no debe extenderse más allá del legítimo uso de la fuerza”. ¿Y cuál es el legítimo uso de la fuerza? El defensivo, en contra de su uso ilegítimo, el ofensivo, violador de derechos.

Cito a Rand: “No puede haber semejante cosa en las leyes, o en la moral: acciones prohibidas a un individuo y permitidas a una muchedumbre”. Parafraseándola: “No debe haber semejante cosa en el comportamiento del gobierno o en los preceptos de la ética o en las normas jurídicas: acciones prohibidas a las personas y permitidas al gobierno o aprobadas por la ética o las normas jurídicas”. ¿Y cuáles son las acciones que deben prohibirse a las personas y por las cuales debe sancionárseles (de nada sirve prohibir si no se amenaza con un castigo)? Las que violan derechos: matar, viola el derecho a la vida; esclavizar, viola el derecho a la libertad individual; robar, viola el derecho a la propiedad privada, violaciones que implican el uso ofensivo de la fuerza, el uso ilegítimo de la misma.

Sintetizando a Bastiat y a Rand. Al gobierno debe permitírsele lo que se le debe permitir a las personas: el uso defensivo y legítimo de la fuerza, y debe prohibírsele lo que se le debe prohibir a las personas: el uso ofensivo e ilegítimo de la fuerza.

¿Es éticamente aceptable que una persona se defienda de quienes quieren violar sus derechos: asesinarla, esclavizarla, robarla? ¿Es éticamente correcto que se use la fuerza de manera defensiva? Sí, porque los derechos a la vida, a la libertad individual y la propiedad privada implican el derecho a defenderlos, el derecho al uso defensivo, y por lo tanto legítimo, de la fuerza. Y ésa, al uso defensivo y legítimo de la fuerza, es la legítima tarea del gobierno.

Continuará.

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