EL ESPEJO

No tener resultados el día de la elección

Leonardo Núñez González *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.

La manera de votar en Estados Unidos se ha transformado. Aunque el próximo martes 5 de noviembre se sigue conociendo como el día de la elección, en realidad hasta el momento 76 millones de estadounidenses ya emitieron su voto de manera anticipada y lo han enviado para que sea contado el próximo martes.

A pesar de ello, es probable que al finalizar ese día no haya un resultado oficial y tal vez hasta uno de los candidatos se declare ganador sin importar lo que digan los datos.

En las elecciones presidenciales del 2012, de los 129 millones de votos, 46 millones fueron emitidos o enviados antes del día de las votaciones, poco más de una tercera parte. En la siguiente contienda presidencial de 2016, 47 millones de los votos fueron anticipados (35% del total). En las elecciones de 2020 esa cifra llegó a su mejor resultado, en buena parte por el efecto de la pandemia y el confinamiento, con 101 millones de votos de 158 millones habiendo sido realizados antes del día de la elección. Las cifras hasta el momento de escribir este texto todavía no llegan a los niveles de la pandemia, pero se encuentran sustantivamente por arriba que los años previos y en algunos estados, como Carolina del Sur, Connecticut o Delaware, ya rebasaron cualquier cifra de otras elecciones, pues dependiendo del lugar los votos pueden emitirse incluso desde septiembre.

En términos generales la votación anticipada favorece a los demócratas, pues muchas minorías o grupos vulnerados han encontrado tranquilidad en poder realizar este proceso varios días antes en lugar de enfrentar las vicisitudes y complicaciones de acudir a la casilla el día de la elección. A esto hay que sumar que Trump emprendió una campaña de desinformación contra el voto anticipado en 2020, lanzando falsas acusaciones de corrupción y manipulación de los votos por parte del sistema de correos.

Esto permitió que los demócratas enfilaran primero sus baterías en lograr que sus simpatizantes más cercanos votaran anticipadamente, para después enfocar la mayor parte del esfuerzo en los votantes indecisos de los estados en dispu-
ta para tratar de convencerlos en los últimos momentos. Por eso Harris y Trump cerrarán en las comunidades clave de los 7 estados en disputa en los que se jugará la elección.

El próximo martes comenzará el recuento de los votos emitidos ese día, junto con la apertura de los paquetes electorales recibidos anticipadamente. Este proceso presenta diferentes complicaciones en cada estado y abre un espacio de incertidumbre adicional, pues además de que Trump ha logrado colocar a funcionarios electorales afines a él en diferentes posiciones de algunos estados, el proceso de conteo llega a demorarse incluso días, como sucedió con Arizona, Georgia y Carolina del Norte en 2020 (que fueron estados en disputa), que no pudieron dar resultados oficiales sino hasta 10 días después del cierre de las urnas.

Esto abre un escenario que no es improbable y que podría hacer los siguientes días todavía más cardiacos: sin resultados oficiales de una contienda extremadamente cerrada, cada segundo invita a que alguno de los candidatos se lance a proclamarse vencedor y elevar la tensión en un sistema en que la polarización ya tiene al país al borde del abismo en una de las elecciones más consecuentes de su historia. Abróchense los cinturones.

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