¿Qué sucederá hoy en el pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación cuando se discuta el proyecto del ministro Juan Luis González Alcántara, en el sentido de frenar la reforma constitucional al Poder Judicial ya votada, aprobada y promulgada? No se sabe…
¿Qué ocurrirá hoy en Estados Unidos cuando más de 240 millones de ciudadanos elijan a su sexagésimo presidente o presidenta? No se sabe. La incertidumbre es la madre de todos los escenarios.
En México, la Presidenta Sheinbaum no adelanta vísperas, prefiere esperar y conocer la resolución de los menguantes jueces constitucionales que en ocho meses pasarán a retiro.
Para la titular del Poder Ejecutivo la cosa está clara. Ocho ministros no pueden contravenir a la Constitución. Lo que abrió esta última ventana de oportunidad para echar abajo la elección popular de jueces, magistrados y ministros fue la queja de los partidos políticos de oposición, lo que en teoría no debería ser atendida por el máximo tribunal.
Pero si el bloque de los jueces opuestos a su remoción, decide que la reforma no es procedente, a pesar de ser un asunto legislado, entonces Palacio Nacional podrá echar mano del plan B. ¿En qué consiste esa alternativa? No se sabe. Doble incertidumbre.
¿Cómo afecta tanta incertidumbre a la justicia penal, mercantil, administrativa o familiar? Nadie lo sabe de cierto, sólo se intuye.
Respecto a la elección en Estados Unidos, ayer el candidato republicano, el expresidente Donald Trump, dictó una de las principales notas de hoy: impondrá a México aranceles de 25 por ciento a todo lo que salga de acá hacia allá si el gobierno de Claudia Sheinbaum no frena efectivamente la migración, el tráfico de fentanilo y de otras drogas.
Luego entonces, en caso de que hoy gane Trump, ¿a México le irá mal?
No se sabe. De lo que sí hay registro es del voto anti T-MEC de la candidata demócrata y vicepresidenta Kamala Harris. Sea con Donald Trump o con Kamala Harris, la agenda de la relación bilateral enfrenta derroteros desconocidos y eso provoca incertidumbre en el dinámico universo de frentes activos entre ambos países.
Si la dupla Trump-Musk imponen la perspectiva de una economía híper industrializada en pos de recuperar la supremacía estadounidense, y sus afanes de producir la mayor cantidad de todo como antídoto a la expansión china, quizá México sería un beneficiado colateral.
Con la perspectiva doméstica de un 2025 con un crecimiento económico del uno por ciento en la estimación más optimista, imaginar el frenesí manufacturero en el vecino antipático, pero útil, empuja a la reflexión de cuál de las dos opciones entre las que sólo los estadounidenses deciden hoy, puede realmente ayudar más o menos a la expansión de nuestra economía, crecimiento y movilidad social.
Este martes, por lo pronto, lo que impera es la incertidumbre...