PUNTO CIEGO

Autoritarismo o Democracia

Daniel Santos Flores
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Daniel Santos Flores *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

En 1994, el recién electo presidente Ernesto Zedillo asumió la presidencia con un humor social a disgusto. Su encargo comenzó en medio de una profunda crisis económica producto del llamado “error de diciembre”; esto se sumó a una creciente desconfianza en las instituciones de seguridad, de procuración de justicia, electoral, y un sistema judicial que se presumía que lo que menos tenía era independencia. Para el nuevo presidente, la desconfianza en este último era evidente, ya que la totalidad de los ministros eran afines a los expresidentes Salinas, De la Madrid y López Portillo. En ese contexto, Zedillo impulsó una serie de reformas al sistema judicial con el objetivo de “modernizarlo” y “fortalecerlo”. En un acto radical y controvertido de su gobierno, ideó e impulsó la disolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y el nombramiento de nuevos ministros.

Con el apoyo de las Cámaras de Diputados y Senadores, Zedillo promovió una reforma constitucional que le permitió cesar a los ministros de la SCJN en funciones y designar nuevos integrantes. Esta medida generó una ruptura con la tradición de independencia judicial y despertó críticas sobre el alcance de la autoridad presidencial en la vida pública del país.

La renovación de la Corte fue justificada por Zedillo como un esfuerzo para crear un sistema judicial “más eficiente y transparente”. No obstante, la decisión de cesar a los ministros en funciones fue un movimiento que concentró el poder en el Ejecutivo y alteró profundamente la estructura del Poder Judicial. Muchos interpretaron esta acción como un recordatorio de los mecanismos autoritarios que habían caracterizado al régimen priista por décadas.

La SCJN se mantuvo cerrada por un mes entero; se redujo de 26 el número de ministros a solo 11, le dio la oportunidad de que los nuevos fueran colocados por recomendación o cuota política de los partidos, eliminó la permanencia vitalicia de estos y la redujo a solo 15 años, permitiéndoles ser jubilados.

En este 2024, el entonces presidente AMLO presentó su iniciativa de Reforma al Poder Judicial, esa que tanto critican algunos y que tachan de autoritaria. Hoy le toca a la presidenta Claudia Sheinbaum defenderla, impulsarla y hasta acotar sus críticas.

Morena, sus aliados y algunos legisladores de oposición en las cámaras la aprobaron sin sobresaltos. AMLO y Claudia renunciaron a su facultad de proponer a los ministros; en cambio, la reforma hoy aprobada le da al pueblo la facultad de elegir ministros mediante el voto directo. Hoy a esa reforma que le confiere poder al pueblo, le llaman “autoritaria”.

En 1994 fueron 24 los artículos de la Constitución que el PRI y sus aliados reformaron; en esta ocasión solo fueron 20. Aun así, le llaman a este “régimen autoritario” por “meterle mano de forma tan burda a la Constitución”.

Lo único autoritario de esta reforma es hacerla tan democrática que le caló en lo hondo a los que se dicen demócratas, pero son tan autoritarios que hoy la quieren echar abajo con falacias.

Reenviado

Hace 100 años la SCJN se integró por ministros electos por el Congreso de la Unión en funciones de Colegio Electoral, en donde cada una de las 32 legislaturas del país propuso a un candidato, esto según se lee en el art. 96 de la Constitución Política vigente en 1924. Así nació el Poder Judicial.

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