Una de las mayores preocupaciones en el ámbito de la economía radica en la sustentabilidad de las finanzas públicas, y ello es así por el importante incremento del déficit público y la deuda anticipados para este año. Así, para los primeros nueve meses de este año los resultados de las finanzas públicas muestran algunos elementos importantes que, en términos generales, se comportan de manera cercana a lo programado denotando una excepcional expansión fiscal.
Primero, el crecimiento del gasto público ha sido vigoroso (9.1% en términos reales) se ve presionado tanto como por las necesidades operativas del Gobierno, por la necesidad de terminar la obra pública comprometida de la pasada administración, el gasto en las elecciones, el crecimiento de las erogaciones para programas sociales y por el mayor costo financiero. Si bien el gasto público ha quedado ligeramente por arriba de lo programado, ello se ha compensado con ingresos también por arriba de lo presupuestado casi en la misma magnitud.
En este sentido, las prioridades del Gobierno siguen atendidas con aumentos importantes en el gasto en protección social, salud y educación que contribuyeron con casi dos terceras partes al incremento de 10.3% real en el gasto programable (70% del gasto total). Además, la decisión de terminar la mayor parte de obra pública comprometida en el Gobierno anterior generó incrementos sustanciales en combustibles, energía y transporte que explicaron el resto del incremento de las erogaciones programables.
Huacho revisa finanzas
En segundo lugar, los ingresos públicos mostraron durante los primeros nueve meses del año un menor crecimiento (3.3% real anual) y, como arriba se menciona, estuvieron ligeramente por arriba de lo programado. El comportamiento al interior de la recolección de impuestos es bastante disímil.
Los ingresos petroleros se redujeron sustancialmente (-6% real anual) debido al menor precio del crudo. Por su parte, los ingresos tributarios no petroleros mostraron buen desempeño con un crecimiento a una tasa de 5.3% real anual que, si bien luce saludable, buena parte del incremento se debe al avance del IEPS de gasolinas y diésel derivado de la reducción del subsidio a los consumidores. Estos ingresos aportaron más de la mitad al crecimiento de los ingresos totales.
El resto de los ingresos tributarios tuvo un avance real mucho más modesto de 2.4%. Destaca la recaudación del IVA y del impuesto a las importaciones que además superaron la programación oficial. Respecto al ISR el resultado fue menos favorable y más bien acorde con el crecimiento económico observado y menor al programado. En general, no sorprende el resultado de los ingresos y son acordes con el crecimiento, la mejora en la capacidad recaudatoria y el precio del petróleo.
Derivado del avance mucho mayor del gasto respecto de los ingresos el resultado es obviamente un mayor déficit público sólo ligeramente menor al programado. Este resultado al tercer trimestre de las finanzas públicas viene acorde con la expectativa para todo este año de un sustancial aumento del déficit que será cercano al 6.0% del PIB y de la deuda pública neta que seguramente rondará ligeramente arriba del 50% del PIB. Con ello se confirma la necesidad de un ajuste fiscal (principalmente vía un menor gasto público más que un aumento en los ingresos) para el próximo año. Veremos qué dice el programa económico en los próximos días.