PESOS Y CONTRAPESOS

Del Gobierno (7/10)

Arturo Damm Arnal
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Arturo Damm Arnal *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. larazondemexico

El gobierno no debe recurrir al uso ofensivo e ilegítimo de la fuerza, que viola derechos, que comete injusticias, lo que sucede cuando nos prohíbe hacernos daño y nos castiga si nos lo hacemos; cuando nos obliga a hacerles el bien a los demás y nos castiga si no se los hacemos; cuando nos obliga a hacernos el bien a nosotros mismos y nos castiga si no nos lo hacemos. El gobierno no debe recurrir al uso ofensivo e ilegítimo de la fuerza, salvo en el caso del cobro de impuestos.

El gobierno debe, de entrada, prohibir violar derechos y prevenir su violación. Si fallan la prohibición y la prevención, y siempre en mayor o menor medida fallan, por lo que siempre se violarán derechos, se cometerán injusticias y habrá delitos, entonces, de salida, el gobierno debe castigar al delincuente y obligarlo a resarcir. Para prohibir e impedir delitos, y para castigar y obligar a resarcir al delincuente, el gobierno necesita recursos. Necesita cobrar impuestos, es decir, obligar a los contribuyentes a entregarle una parte de sus ingresos, del producto de su trabajo, bajo amenaza de castigo si no lo hacen.

Dado que las personas tenemos el derecho al producto íntegro de nuestro trabajo, derecho que el cobro de impuestos viola, debemos encontrar la justificación correcta para esa violación. Si aceptamos la necesidad del gobierno debemos aceptar la necesidad del cobro de impuestos, siempre y cuando se cumplan ciertas condiciones, que nunca se cumplen.

El gobierno es un mal necesario. Necesario por el bien que debe proveer, impartición de justicia: prohibir e impedir la violación de derechos, castigar al violador y obligarlo a resarcir. Mal por la manera que tiene de financiarse, cobrando impuestos: obligando al contribuyente, bajo amenaza de castigo, a entregarle parte del producto de su trabajo. Si el gobierno provee un bien que todos quieren (inclusive los delincuentes cuando son ellos víctimas de delitos), impartición de justicia, ¿por qué no dejar que las personas, voluntariamente, aporten para financiarlo? En primer lugar porque surgirían los gorrones, quienes no aportarían pero sí recibirían impartición de justicia, y en segundo lugar porque los fondos así recolectados podrían no ser suficientes para financiar correctamente al gobierno. ¿Cómo evitar estos problemas? Cobrando impuestos, obligando a todos a aportar (se eliminan los gorrones), la cantidad necesaria para financiar al gobierno (se elimina la insuficiencia de fondos), siempre y cuando se cumpla esta condición: que se le cobre el mismo impuesto a todos (para que por el lado del quitar no haya redistribución del ingreso), para que se les dé a todos lo mismo (para que por el lado del dar no haya tampoco redistribución del ingreso). De todos lo mismo, a todos lo mismo.

En materia de impuestos existen cuatro combinaciones: (i) quitarles a todos lo mismo (no hay redistribución), para darles más a unos que a otros (sí hay redistribución); (ii) quitarles más a unos que a otros (sí hay redistribución), para darles a todos lo mismo (no hay redistribución); (iii) quitarles más a unos que a otros (sí hay redistribución), para darles más a unos que a otros (sí hay redistribución); (iv) quitarles a todos lo mismo (no hay redistribución), para darles a todos lo mismo (no hay redistribución). ¿Cuál es la correcta?

Continuará.

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