Todo gobierno es un gobierno fallido (uno de los tres tipos de gobierno que puede haber), incapaz de impartir justicia a todos todo el tiempo, y no porque no quiera, sino porque, al no ser omnipotente, no puede hacerlo.
El primer tipo de gobierno es el gobierno gobierno, que prohíbe e impide la violación de derechos, y que, de fallar, castiga y obliga a resarcir al violador. El segundo es el gobierno fallido, que falla, no sólo en la prohibición y prevención del delito, sino en castigar y obligar a resarcir al delincuente. El tercero es el anti gobierno, que viola derechos, resultado de un giro de 180 grados desde prohibir la violación de derechos hasta violarlos.
Para entender al anti gobierno tengamos en cuenta que todo gobierno puede hacer tres cosas: garantizar derechos, satisfacer necesidades y defender intereses, debiendo hacer sólo una, garantizar derechos, porque las otras dos implican violarlos, sobre todo, cuando las necesidades y/o intereses se identifican tramposamente como derechos, lo que se ha vuelto costumbre.
Respuesta ante la amenaza
Si la legítima tarea del gobierno es garantizar derechos, y las necesidades y/o los intereses se identifican arbitrariamente como tales, entonces es tarea del gobierno satisfacer esas necesidades y/o intereses, para lo cual debe proveer el satisfactor. Y entre garantizar derechos (prohibir y prevenir su violación, y castigar y obligar a resarcir al violador), y satisfacer necesidades y/o intereses (proveer el satisfactor correspondiente), hay una gran diferencia. Para hacer lo primero debe cobrarse el mismo impuesto a todos (único, universal, homogéneo, no expoliatorio, a la compra de bienes y servicios para el consumo final), para darle a todos lo mismo (justicia). Para hacer lo segundo debe cobrarse más impuestos a unos que a otros para darles más a unos que a otros, es decir, debe redistribuirse el ingreso: el gobierno debe quitarle a Juan para satisfacer la necesidad de Pedro; debe quitarle a Pedro para satisfacer el interés de Francisco.
Supongamos que Pedro tiene una necesidad (que no es lo mismo que un derecho), y que es incapaz de satisfacerla gracias a su trabajo, generando ingreso suficiente para comprar el satisfactor. El gobierno, quitándole a Juan parte de su ingreso, lo compra y se lo da a Pedro, redistribuyendo el ingreso del primero hacia el segundo. Partiendo del principio que afirma que al gobierno se le debe permitir todo lo que debe permitírseles a las personas, y que debe prohibírsele todo lo que se les debe prohibir a las personas, ¿tiene el gobierno el derecho de redistribuir el ingreso de Juan hacia Pedro? ¿Debe permitírsele a Francisco que le robe a Juan para comprarle a Pedro el satisfactor que necesita? No, entonces tampoco debe permitírsele al gobierno.
Supongamos que Francisco es cineasta y tiene el interés (que no es lo mismo que un derecho), de que el gobierno subsidie la filmación de su próxima película. El gobierno, quitándole a Pedro parte de su ingreso, subsidia la película de Francisco, redistribuyendo el ingreso del primero hacia el segundo. Partiendo del ya citado principio, ¿tiene el gobierno el derecho de redistribuir el ingreso de Pedro hacia Francisco? ¿Debe permitírsele a Juan que le robe a Pedro para subsidiar la película de Francisco? No, entonces tampoco debe permitírsele al gobierno.
Continuará.