La designación de Gabriela Cuevas Barrón como representante del gobierno de Claudia Sheinbaum para la organización del Mundial 2026 refleja una apuesta estratégica por una figura con amplia experiencia en gestión y diplomacia.
Su trayectoria como exlegisladora y exalcaldesa la respalda como una líder capaz de coordinar proyectos de gran escala con eficiencia y visión de largo plazo.
Uno de los puntos destacados de su labor será la generación de sinergias entre el Gobierno federal, los estados anfitriones —Jalisco, Nuevo León y la Ciudad de México— y otros actores clave.
A guardar los helicópteros y aviones
Este enfoque colaborativo es esencial para asegurar que el evento trascienda lo deportivo y se convierta en un motor de desarrollo económico y social. Además, su intención de vincular obras de infraestructura emblemáticas como el Tren Maya, el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) y el Aeropuerto de Tulum al proyecto del Mundial demuestra una visión integral que busca maximizar la derrama económica y la exposición internacional de México.
La finalidad se sabe, es que el Mundial 2026 genere beneficios tangibles para las familias mexicanas, más allá de la euforia del evento deportivo. Esto incluye la creación de empleo, el impulso al turismo y la mejora de infraestructura, con miras a un impacto positivo sostenido en las comunidades.
Sin embargo, alcanzar esta meta requerirá superar desafíos como la coordinación entre distintos niveles de gobierno, la gestión de presupuestos y el manejo de posibles tensiones políticas.
La elección de Cuevas Barrón es interesante. Su experiencia y capacidad para construir alianzas podrían ser determinantes para que México aproveche al máximo esta oportunidad histórica.
Si logra concretar sus objetivos, el Mundial 2026 no sólo consolidará la reputación de México como sede de eventos internacionales, sino que también dejará un legado significativo para el desarrollo del país.
Por cierto, en todo esto unos personajes de apellido Torruco, quisieron manchar e impedir el nombramiento de Cuevas Barrón, pero no les salió la jugada, incluso se sabe que hay gran enojo en Palacio Nacional, por quererse inmiscuir en este tema donde ya por fin al junior le dieron a regañadientes un premio de consolación.
Ellos ya se frotaban las manos para hacer jugosos negocios, pero el episodio no se olvidará y los vetarán aún más en la 4T.
Voz en off. Quizá esta semana no sea una donde se hable mucho de la reforma a plataformas digitales para que se atienda el decreto para otorgar a trabajadores repartidores seguridad social.
Pero si algo se dejó como tema prioritario en Palacio Nacional, ahora que la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo fue a Brasil al G-20, fue que el tema tiene que consolidarse aunque existan intereses de empresas para que el tema se ponga en pausa.
Nos dicen que en la mira están Nicolás Sánchez Sepúlveda, director de Uber México, y Juan Andrés Panamá, director general de DiDi México, pues ellos saben perfectamente que de cualquier movimiento que impida el paso de este decreto están enterados en el segundo piso de la 4T. Así que delicado está este asunto…