La llegada de Donald Trump a la Presidencia de Estados Unidos representa un reto importante. La segunda administración de Trump parece que será mucho más radical que la primera, particularmente en la relación bilateral con México en temas como migración y seguridad transfronteriza que terminará teniendo efectos en el comercio entre ambos países por las amenazas de imposición de aranceles. La llegada de Trump se dará en el contexto de una escalada en la tensión entre la OTAN y Rusia por el conflicto contra Ucrania, mientras que continúa el conflicto en Medio Oriente y las tensiones en China.
Por su parte, como es de conocimiento público, México está avanzando en una transformación institucional gracias a la dominancia que tiene Morena en el Congreso y, por supuesto, en el Poder Ejecutivo. Aunque cuando se trata de asuntos con Estados Unidos, el país y los legisladores tienden a estar normalmente alineados, sin duda le ayudará a Sheinbaum contar con el respaldo de sus mayorías calificadas en el Congreso para tomar decisiones ágiles ante un panorama de presión y tensión con Estados Unidos.
Estas decisiones tienen que ver con las acciones que realizará México para controlar la migración de mexicanos, centro y sudamericanos a Estados Unidos, las respuestas económicas ante a presiones arancelarias por parte de nuestro vecino y también las facilidades o complicaciones que pondrá el Gobierno mexicano ante una mayor presencia de China en el sector manufacturero y una mayor preocupación por parte de Estados Unidos y Canadá por lo mismo.
Murat y la 4T, el mundo al revés
Muchos han celebrado la llegada de Trump como una forma de limitar el poder de Sheinbaum y Morena. No obstante, haciendo una revisión de las prioridades de la agenda de Trump me cuesta trabajo pensar en un límite que pueda poner la nueva administración que vea por el bienestar de los mexicanos. Esa es una diferencia fundamental con los contrapesos institucionales que han ido erosionando con alarmante velocidad. En el caso de las instituciones hay principios de actuación y una finalidad que permite controlar, moderar y matizar el poder y las decisiones que se toman para salvaguardar los derechos humanos, por ejemplo.
En el caso de la agenda trumpista, se percibe una auténtica, clara y genuina falta de interés sobre la reforma al Poder Judicial, la reforma electoral o cualquier otro tipo de reforma en México, siempre y cuando se respeten sus intereses sobre migración, proteger los mercados de la llegada de industria china y el tema de seguridad y fentanilo. La llegada de Trump no sustituye de alguna forma los contrapesos formales de una democracia constitucional, por el contrario, impone intereses ajenos a los mexicanos con presiones y amenazas. Trump no sustituirá el trabajo que debería de estar haciendo la oposición por recuperar la credibilidad y legitimidad frente a los mexicanos.