En el anterior Pesos y Contrapesos vimos, a grandes rasgos, cuánto y en qué gastará el gobierno el próximo año. Toca analizar de dónde provendrán los recursos.
Para 2025 se proyectan ingresos por $9.30 billones (3.3% menos, en términos reales, que en 2024). $8.06 billones, el 86.67%, de ingresos presupuestarios (1.53% más, en términos reales, que en 2024), obtenidos por impuestos, cuotas y aportaciones de seguridad social, derechos, productos y aprovechamientos. $1.25 billones, el 13.33%, provenientes de deuda (35.07% menos, en términos reales, que en 2024).
Para 2025 se proyecta recaudar $5.30 billones de impuestos (2.8% más, en términos reales, que en 2024), el 56.99% de los ingresos totales y el 65.76% de los ingresos presupuestarios. El ISR aportará 53.97% (54.83% este año), y aumentará 1.20% en términos reales. El IVA contribuirá con 27.62% (26.92% este año), y tendrá un incremento real de 5.50%. El IEPS participará con 13.47% (13.92% este año), y disminuirá 4.38% en términos reales. Con estos tres impuestos se recaudará el 95.06% del total (95.67% este 2024).
130 toneladas de autopartes aseguradas
El déficit es la parte del gasto que no se financia con impuestos (ni con cuotas y aportaciones de seguridad social, derechos, productos y aprovechamientos), sino con deuda. Es la diferencia entre los ingresos presupuestarios y los totales: $8.03 billones - $9.30 billones = - $1.24 billones (el signo negativo indica que se trata de un faltante entre lo que se proyecta recaudar por impuestos y lo que se proyecta gastar).
En 2023 el balance presupuestario fue deficitario por $1.12 billones (3.52% del PIB). En 2024 por $1.74 billones (5.00% del PIB), 50.70% mayor en términos reales, lo que llevó al gobierno al compromiso de bajarlo al 2.5% del PIB en 2025, año para el que se proyecta de $1.24 billones (3.2% del PIB, por arriba del 2.5%), y 24.84% menor en términos reales, lo cual apunta en la dirección correcta. Falta que se den las condiciones, sobre todo en materia de crecimiento, para conseguirlo.
Otro dato importante es que el balance primario, que no incluye el pago de intereses por la deuda, y que este año será deficitario por $465.1miles de millones (1.4% del PIB), se proyecta superavitario por $218.8 miles de millones (0.6% del PIB) en 2025, lo cual apunta en la dirección correcta. Que haya déficit primario quiere decir que debe pedirse prestado para pagar los intereses de la deuda. Que haya superávit primario quiere decir que no hay necesidad de endeudarse para pagarlos.
Todo lo escrito en los dos párrafos anteriores implica un “de los males el menor”, pero mal al final de cuentas. En 2025 se necesitarán $1.39 billones para pagar los intereses de la deuda (5.3% más que en 2024), el 14.9% del gasto total. Con relación a la deuda la pregunta más importante es cuánta cumple con lo establecido en el artículo 73 constitucional, en el sentido de que la misma debe invertirse productivamente para que genere los ingresos con los que liquidarse (inversiones productivas que son tarea de los empresarios no del gobierno).
En éste, y en el anterior Pesos y Contrapesos, tenemos un primer análisis del Paquete Económico 2025: proyecciones económicas (poco realistas), gastos (excesivos), ingresos (también excesivos), consecuencia de tener al gobierno metido hasta la cocina y con la intención de meterse todavía más. ¿Lo dejaremos?