DE LIBERTAD Y RESPONSABILIDAD

Nuevos partidos y los que “no se dieron cuenta”

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Imagen: La Razón de México

El padrón electoral al finalizar 2024 es de 100.6 millones de mexicanos. Las leyes electorales del país requieren 0.26% de dicho padrón para formar una fuerza política, lo que representa, al menos 262 mil registros válidos, que con las mermas (personas que renuevan su INE, cambios de domicilio, aquellos que mueren, estimado en 20%) representa la necesidad de levantar cerca de 315 mil registros cuidadosamente requisitados.

Las organizaciones que pretendan ser partido tendrán que definir cuál ruta consideran mejor; si al menos 200 asambleas distritales, o al menos 20 estatales. Esta decisión es clave, porque en las 200 asambleas tendrán que validar en sitio, al menos 300 personas que validen su credencial de elector en ese distrito, o en 20 estados, 3 mil personas que validen su información como residentes de dichas entidades. Dichas organizaciones tendrán que demostrar capacidad de organización política. Una cosa es atiborrar el Zócalo con personas originarias de Puebla, Estado de México, Hidalgo, Morelos y Ciudad de México, y otra muy distinta es que vayan a sus respectivos distritos. La capacidad organizativa y estratégica es totalmente distinta.

El tercer aspecto y quizá el más complejo, es el de la fiscalización, que se convirtió en una auténtica éde Damocles oficialista, una herramienta con la cual pueden arrebatar de mil formas un registro a cualquier organización, dependiendo como arreglen el argumento. Lo que sucedió con México Libre, es el mayor ejemplo; Lorenzo Córdova y su pandilla quedaron muy bien con el Gobierno al bloquear el ingreso del Calderonismo-Zavalismo a la vida institucional. A la fecha no pueden explicar, ni con maromas, ni con tecnicismos, cómo demonios el 3 de septiembre de 2020, en la votación del dictamen de fiscalización, a México Libre se le otorgó el registro de manera unánime, es decir el análisis salió llanamente a favor, y cómo es que, en la sesión del 4 de septiembre del mismo año, es decir, al día siguiente, a dicho movimiento lo postraron, mientras a la par, López Obrador ya tenía grabado el video con la sentencia.

Y es que, por más maromas que den, tarde o temprano, esa historia va a salir, porque en los corrillos políticos sí se identifica la oficina del abogado palaciego desde la que salió la operación para bajar a México Libre. Y lo mejor, es que ésos que se decían azolados por la corte gubernamental y que “defendían al INE”, cuando en realidad tenían una agenda política, terminaron por salir más bien “sin novedad”, en un pleito en que cualquier otro terminaría exiliado en otro país, o con un pie en alguna fiscalía. Basta encontrarse al señor Murayama, departiendo en la cantina La Coyoacana muy a gusto o argumentando cómo en 2018 “no se dio cuenta” de cómo otorgó la sobrerrepresentación. Porque eso, es simplemente “chabacano” y “anecdótico”.

Bastaría ver en el otorgamiento al registro de Morena de 2014, firmado por Córdova y Murayama, cómo Morena declaró de sus 29 millones reportados, 20.5 millones de “aportaciones en especie”, y 2.5 millones de “colectas públicas y autofinanciamiento”. A lo que quiero llegar es que al igual que las “fórmulas de sobrerrepresentación” que “no se dieron cuenta”, convirtieron la fiscalización en un elemento discrecional, que dio como resultado que tres partidos relacionados con el oficialismo pudieran competir en 2021, como fue Fuerza X México del Senador Morenista Pedro Haces, el PES aliado de López Obrador, y RSP de Elba Esther, que incluso llevaba la imagen de AMLO a sus asambleas. De eso, seguro, estos señores “Tampoco se dieron cuenta”.

Ése es el México que nos fueron dibujando estos “defensores de la democracia”, que seguramente asesorarán a alguna que otra organización que se quiera formar un partido, seguro cobrarán sus honorarios, y al final le dirán a sus asesorados: “Usted disculpe, no nos dimos cuenta”.