JUSTA MEDIANÍA

Tiempo de prepararnos

David E. León Romero *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. larazondemexico

Termina la temporada de ciclones y lluvias tropicales, misma que inició el 15 de mayo y concluye el próximo 30 de noviembre. El pronóstico marcaba entre 35 y 41 ciclones tropicales para ambos océanos, entre 15 o 18 para el Pacífico y entre 20 y 23 para el Atlántico.

Invariablemente la temporada trae consigo lluvia importante que incrementa los niveles de las presas que permiten la administración y gestión del agua para diferentes usos en el territorio, la recarga de mantos freáticos y acuíferos, y el desarrollo de la agricultura de temporal, principalmente. En contraparte, la temporada deja consigo dolor y devastación en el territorio, derivado del desbordamiento de ríos y las inundaciones de las zonas bajas.

Entre los principales eventos que impactaron el territorio nacional en el presente año, se encuentran Beryl, Debby, Helene, Milton y John. Éste último
provocó daños severos una vez más en el de por sí
golpeado puerto de Acapulco y algunas otras zonas de la costa del Pacífico, derivado de la gran cantidad de precipitación que produjo y lo lento de su desplazamiento, lo que provocó que literalmente lloviera en la zona sobre mojado.

Es justamente el fin de la temporada un extraordinario momento para revisar a profundidad los programas y planes de protección civil a nivel municipal y estatal, buscando armonización y coordinación en la búsqueda de mitigar los riesgos, prevenir y prepararnos de mejor forma frente a las posibles emergencias y desastres que pudieran afectarnos.

Es momento de someter a revisión nuestros planes familiares de protección civil, y de establecerlos en caso de no existir. Además, de integrar una mochila de emergencia que nos permita hacer frente a las contingencias de distinta índole que pudieran presentarse.

Específicamente, los gobiernos municipales y estatales deberán generar, de la mano del Gobierno federal, obras de prevención que permitan realmente poner a la población e infraestructura a salvo, ante la inminente presencia de los fenómenos naturales.

Los ciclones tropicales incrementarán su frecuencia e intensidad, derivado del calentamiento global. Por lo mismo, la labor de los 3 sectores —público, privado y social— que integran el Sistema Nacional de Protección Civil, deberán coordinar esfuerzos de manera mucho más intensa y efectiva, buscando prevenir y reaccionar efectivamente.

México y sus comunidades históricamente se han destacado por ser extraordinariamente solidarios en la emergencia y el desastre. Es momento de trasladar esa misma intensidad a las tareas de prevención, consolidándonos como una comunidad preventiva que con sus decisiones mitiga el riesgo.

Desafortunadamente, solemos actuar cuando la amenaza se incrementa y la crisis se avecina. Por lo mismo debemos aprovechar este fin de la temporada de ciclones y lluvias tropicales para relanzar nuestros esfuerzos, buscando que la próxima temporada nos tome mucho mejor preparados.

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