SOBRE LA MARCHA

Operativo Enjambre

Carlos Urdiales *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. larazondemexico

La violencia criminal no cesa, se expande. De Los Cantaritos en Querétaro pasando por el Bling Bling del Estado de México al DBar Mx en Villahermosa, Tabasco.

De a seis y también de a diez cadáveres por masacre. Ejecuciones entre malos que acaban con la vida de otros, de los que no la debían, pero estaban en el antro equivocado cuando sonó la hora de demostrar quién, entre las bandas delictivas, es peor.

Desde el 9 de septiembre Sinaloa vive en la lógica de la muerte, más de 240 ejecuciones en la batalla entre Los Chapos y La Mayiza. Y el gobernador, Rubén Rocha Moya, acepta que existen encuentros entre autoridades y capos. Pero poquito, pudiera ser peor y a eso se atiene. Dice que la (in)seguridad ahí va. Así, tal cual.

Fin de semana con 236 asesinatos a nivel nacional.

Mientras tanto, el viernes pasado se informó del Operativo Enjambre, trabajo coordinado por la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana que culminó con la aprehensión de siete servidores públicos, probablemente coludidos con La Nueva Familia Michoacana.

Una exalcaldesa, varios jefes policiacos y otros funcionarios públicos de distintos municipios del Estado de México son eslabones de una lucrativa cadena de protección y corrupción. La narcopolítica.

Sí, la mano de Omar García Harfuch se hace sentir.

Las fotografías oficiales durante las presentaciones a medios de información de los detenidos, nos muestran a elementos uniformados de Sedena, Marina, Guardia Nacional, Fiscalía General de la República, Fiscalía del Estado de México, Secretaría de Seguridad federal y la local juntitos, hombro con hombro, flanquear a los corruptos.

Las imágenes se explican solas; a diferencia de “antes”, lo de ahora es el concierto entre instituciones.

Y más…

Resulta que todos los detenidos están acusados de delitos del fuero común, cada caso está radicado en la Fiscalía mexiquense, las órdenes de detención ejecutadas salieron del Poder Judicial en Toluca. Allá están recluidos y allá serán procesados.

¿Será que la inacción judicial y policial a nivel estatal será desactivada por la capacidad federal?

A las preguntas de por qué no se habían ejecutado algunas de esas diligencias si venían de hace un par de años, la respuesta más probable sería la de siempre: Era imposible, la proximidad de la justicia local impera bajo la clave de “plata o plomo”.

La memoria periodística nos remite a los tiempos de Felipe Calderón cuando se explicaba, en privado y en público, que aquello que a nivel estatal o municipal no se hacía por coacción o por miedo, la Federación, el Ejército, lo haría.

Tan a la mano está esa lógica que por eso la Presidenta Sheinbaum hizo referencia a ese sexenio para aclarar que ahora hay inteligencia y coordinación, no sólo fuerza con ejecuciones en caliente.

Veremos si, por ejemplo, en el fallido estado de Sinaloa puede aplicarse una medicina similar. Por lo pronto. Veremos.

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