PESOS Y CONTRAPESOS

De mal en peor

Arturo Damm Arnal
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Arturo Damm Arnal *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. larazondemexico

En el anterior Pesos y Contrapesos vimos cómo, con los datos del PIB del INEGI, comparando el crecimiento promedio trimestral de los tres primeros trimestres de 2023 (3.6%), con los de 2024 (1.5%), la economía ha crecido menos, lo que, por todo lo relacionado con el crecimiento (producción, empleos, ingresos y bienestar), es mala noticia.

¿A qué se debe el menor crecimiento de la economía? Al menor crecimiento de las inversiones directas, que se destinan a la producción de bienes y servicios, con la que se mide el crecimiento. Entre enero y agosto pasados (no tenemos información más actualizada), la inversión directa (medida por la inversión en instalaciones, maquinaria y equipo), creció, en promedio mensual, 6.81%, ¡y pasó de crecer 12.9% en enero a decrecer 0.9% en agosto! Un año antes, para el mismo periodo, el crecimiento fue 17.7%, ¡y pasó de 10.1% en enero a 26.5% en agosto!

¿A qué se debe el menor crecimiento de las inversiones directas? A la mayor desconfianza de los empresarios para invertir directamente en México. Según el Indicador de Confianza Empresarial, del INEGI, que va de cero (total desconfianza), a cien (confianza total), la confianza empresarial para llevar a cabo inversiones directas en el país pasó, de 43.1 unidades en enero, a 34.8 en octubre.

¿A qué se debe la menor confianza empresarial para invertir directamente en México? A la puesta en marcha del Plan C, en general, y en concreto a la reforma judicial, a la supremacía constitucional y a la desaparición de órganos autónomos, lo cual viola varios capítulos del T-MEC, poniéndolo en entredicho, todo lo cual es propio del Estado de chueco (inseguridad jurídica), no de Derecho (gobierno de las leyes justas).

Secuencia lógica y real: más Estado de chueco = menos confianza empresarial para invertir directamente = menos inversiones directas = menor crecimiento de la economía, con las consecuencias negativas sobre la creación de empleos, la generación de ingresos y el bienestar de las personas.

Esta secuencia ya afectó a la inversión extranjera directa, que son los capitales que vienen de otros países a invertirse directamente en el país. Según la información de la Balanza de Pagos, del Banco de México, estos fueron los flujos de inversión extranjera directa en los tres primeros trimestres de 2024. Primero: 26,892 millones de dólares. Segundo: 5,629 millones, 78.8% menos que el primero. Tercero: 3,271 millones, 42.9% menos que el segundo, 88.0% menos que el primero. ¿Qué tenemos? Una caída en picada de los flujos de inversión extranjera directa.

La inversión extranjera directa se divide en tres: nuevas inversiones (que muestran, en primer lugar, la confianza de los empresarios para invertir en el país), reinversión de utilidades (que muestran, en segundo lugar, dicha confianza), y cuentas entre compañías (préstamos entre las filiales y sus matrices). Durante los tres primeros trimestres únicamente el 5.8% de la inversión extranjera directa fue nuevas inversiones, el 86.0% fue reinversión de utilidades (que en el tercer trimestre fueron negativas por 225 millones de dólares, lo cual quiere decir que se desinvirtieron utilidades), el 8.2% restante fue cuentas entre compañías. ¿Cómo vamos? De mal en peor.

Mañana: la amenaza arancelaria.

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