PESOS Y CONTRAPESOS

Aranceles (1/2)

Arturo Damm Arnal
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Arturo Damm Arnal *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

Trump amenaza, de no frenar el gobierno mexicano la migración ilegal y el narcotráfico, es decir: de no hacer valer la ley, con imponer un arancel del 25% a las importaciones de productos mexicanos. ¿Por qué sería un error y por qué responder con la imposición de aranceles a las importaciones estadounidenses, como lo propone CSP, también lo sería?

Para entenderlo tengamos en cuenta que en el comercio entre mexicanos y estadounidenses hay dos grupos. El primero compuesto por los productores y exportadores mexicanos, cuya contraparte son los importadores y consumidores estadounidenses de productos mexicanos. El segundo compuesto por los productores y exportadores estadounidenses, cuya contraparte son los importadores y consumidores mexicanos de productos estadounidenses.

Un arancel es el impuesto con el que los gobiernos gravan las importaciones y puede tener tres objetivos. El primero recaudatorio: ceteris paribus, con la imposición del arancel el gobierno que lo impone recauda más. El segundo proteccionista: ceteris paribus, la imposición del arancel aumenta el precio del producto importado restándole competitividad frente a la producción nacional cuyos precios no aumentaron. El tercero de presión para incentivar determinadas conductas: o haces lo que yo quiero (por ejemplo: que frenes la migración ilegal y el tráfico de drogas), o te castigo con la imposición de aranceles.

Me queda claro que el principal fin que busca Trump con la imposición del arancel no es recaudar más y/o proteger más, sino presionar al gobierno mexicano para que haga lo que él quiere, partiendo del supuesto de que el arancel perjudicará a los productores y exportadores mexicanos, lo cual no necesariamente es cierto.

Supongamos que se impone el arancel. ¿Quién lo paga? El importador estadounidense, no el exportador mexicano. El importador, ¿se quedará de brazos cruzados o intentará traspasar el arancel al consumidor estadounidense aumentando el precio del producto? Lo intentará. Si el consumidor estadounidense paga el mayor precio (porque no cuenta con bienes sustitutos de las importaciones mexicanas y porque las necesita para satisfacer sus necesidades), entonces, ni el importador estadounidense (quien recuperará lo que pagó por el arancel), ni el productor y exportador mexicano (quien seguirá vendiendo al mismo precio), salen perjudicados. En este caso el único afectado es el consumidor estadounidense y el arancel como medio de presión es ineficaz.

Supongamos que el consumidor estadounidense no está dispuesto a pagar un mayor precio por los productos mexicanos (porque cuenta con bienes sustitutos de las importaciones mexicanas), por lo que el importador estadounidense no recupera lo que pagó por el arancel. En tal caso dejará de importar, lo que lo perjudicará, de la misma manera que perjudicará al productor y exportador mexicano, quien perderá ese comprador. En este caso los perjudicados son los importadores estadounidenses, y los productores y exportadores mexicanos, y el arancel como medio de presión es eficaz.

Entre estos dos casos hay varias posibilidades. El primero sirve como ejemplo de que la imposición de aranceles, con la intención de presionar, no necesariamente es eficaz.

Continuará.

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