Con todo y que Morena y aliados han logrado todo lo que se han propuesto en el Congreso, tarde que temprano podrían venir secuelas por la estrategia de aprobar todo sin cambiarle ni una coma a las cosas.
Será difícil que no haya repercusiones por la cooptación grosera que hicieron de Miguel Ángel Yunes para obtener el voto que faltaba para aprobar la reforma al Poder Judicial, y con la decisión de la fiscalía de Veracruz, que no dé un juez, de liberarlo de todos sus pecados. De igual manera va a pesar la forma en que legisladores de otros partidos se han ido integrando, más bien acomodando, en Morena.
El problema no va a estar con la oposición. Al interior del movimiento podrían aparecer los grandes problemas, porque no dudamos que buena parte del morenismo no esté en favor de muchas de las cosas que se vienen haciendo con tal de aprobar las reformas.
Fisura en la 4T
El asunto también pasa por lo que se está aprobando. No se dice en voz alta, pero hay voces entre legisladores de Morena que no están de acuerdo en la forma en que se están haciendo las cosas.
No creemos que la forma en que se aprobó la reforma judicial haya sido del gusto del expresidente López Obrador. No imaginamos que haya puesto palomita a una reforma que tuvo en Miguel Ángel Yunes el elemento para aprobarse; digamos que en política se tragan sapos, pero hay de sapos a sapos.
Es probable que si algo quisieran algunos en Morena es que el actual periodo ordinario de sesiones concluya lo más pronto posible. No se sabe por ahora cuáles serán las secuelas que pudiera tener lo que se está haciendo, porque independientemente de la mayoría abrumadora se andan cruzando diferentes escenarios que no queda claro cuál será su desenlace.
En algunos casos se alcanza a apreciar la conjunción de la improvisación y las ocurrencias. La forma en que eligieron a la presidenta de la CNDH evidenció el autoritarismo más que la pluralidad que Morena presume defender. Rompieron las reglas que se habían propuesto y por más que haya ganado Rosario Piedra era evidente que un buen número de legisladores no apoyaban la propuesta. Al final optaron por el silencio y el sometimiento, habrá que ver cuáles son las secuelas de todo ello, tanto por lo que pase en la CNDH, como por la división que por ahora no se manifiesta de esta decisión.
Igual ha pasado con la reforma judicial. En voz baja muchas voces se han manifestado con cuestionamientos más que a la necesidad de una reforma, a la forma en que se está llevando a cabo el proceso. De nuevo las y los legisladores que tienen opiniones diferentes han optado por el silencio para que se alcancen los objetivos, pero en el fondo tienen diferencias sustantivas en la forma en que se está llevando a cabo la reforma; se espera que el debate sea ahora sí en serio con las leyes secundarias.
A Morena le puede empezar a pesar el desgaste del uso del poder. Sigue teniendo como aliado el desgaste e inoperancia de la oposición. Sin embargo, le pueden alcanzar sus contradicciones y los problemas que se empiecen a sumar con las reformas que se han venido aprobando.
La prisa que traen tiene la lógica de cambiar las cosas en el menor tiempo posible para poder desarrollar lo que llaman nuevo régimen. Sin embargo, si bien en la tardanza está el peligro, en las prisas prevalecen las ocurrencias e improvisaciones.
Es evidente que por ahora no se tiene idea clara de lo que puede pasar con todas las reformas aprobadas y con la desaparición de los órganos autónomos. La prisa los ha llevado a muchas imprecisiones que tendrán inevitablemente secuelas.
Algún día hablarán en voz alta los que hoy hablan en voz baja.
RESQUICIOS.
No hay día en que Culiacán no enfrente una situación al límite, van más de dos meses y las cosas están en el mismo punto. No hay indicios de que se esté haciendo algo, el gobernador ya es prescindible, en tanto que el Gobierno federal y Morena arropando su incapacidad; se las van a cobrar.