Hace unos días la esposa de Joaquín El Chapo Guzmán, Emma Coronel, participó como invitada de honor por la organización de Miss Guatemala USA 2024. Coronel tuvo la tarea de entregar la banda y la corona a Rocío Ochoa, la ganadora de la gran final.
Durante el evento, Emma Coronel habló sobre su apoyo a la fundación Love and care for our children, que trabaja en favor de los niños más necesitados.
El tema es que Coronel fue acusada por las autoridades estadounidenses de conspirar en favor de su esposo, El Chapo Guzmán, y por eso estuvo en prisión.
El austericidio del gobierno pasado
Está muy bien que ella quiera rehacer su vida, legalmente no puede tener contacto con su esposo, pero lo cierto es que acude como invitada de honor a un certamen en donde se está trabajando en apoyo a la niñez, y el grupo que su marido comandaba volvió adictos a miles de niños y jóvenes, cuyas vidas hoy están truncadas.
No es verdad, como se decía hace años, como metáfora, que México solamente era el trampolín y Estados Unidos la alberca, y que en nuestro vecino país del norte tenían a los consumidores.
Desde hace ya muchos años los fabricantes de drogas pagan a sus distribuidores con droga y ésos la venden en México y han convertido a miles de niños, niñas y adolescentes en adictos. En estos últimos años hay un componente adicional, le están introduciendo fentanilo a las drogas que se consumen habitualmente para hacerlas mucho más adictivas.
Hay un problema real de adicciones en nuestro país. La edad de consumo en las drogas puede ser desde los 11 años en México. El mayor consumo se da entre los 20 y 39 años de edad.
Para que un padre o madre se dé cuenta de que su hijo está consumiendo drogas pueden pasar hasta años. Y generalmente es cuando el consumo ya es tan grave que al hijo o hija no les importa ya nada, ni siquiera ocultar el consumo frente a sus padres, y en ese momento ya es muy tarde para salvar esa vida y ese futuro.
Estoy en contra de muchas de las campañas contra adicciones que se han hecho en los últimos años, porque no funcionan.
La mayoría muestra a jóvenes totalmente perdidos en las drogas. Si un chavo ve eso y ha consumido algo en su vida, sabe que a menos de que tenga un problema específico o la droga esté mezclada con fentanilo, así no se pondrá en sus primeros consumos, así que le pierden el miedo a drogarse y lo hacen cotidianamente, hasta que pasa tiempo y la rehabilitación se vuelve muy difícil.
Una vez que los narcomenudistas logran enganchar a esos jóvenes es muy difícil que salgan de una adicción. Y con esa adiccion, dejan la escuela, sus aspiraciones y la posibilidad de construirse un futuro.
La Secretaría de Salud (Ssa) considera que en los últimos 20 años se desató una epidemia de drogas sin precedentes en todo el mundo, cuando hubo una transición de drogas naturales hacia drogas sintéticas que se aceleró rápidamente y una de las principales causas se debe a que estas drogas nuevas cuestan menos de 100 pesos, como un gramo de la droga llamada cristal (que es básicamente metanfetamina), y que es consumida por todos los estratos sociales.
Esas drogas se están consumiendo en México. Muchas familias mexicanas tienen a un adicto en su hogar y han sufrido muchísimo: sufre el adicto y todo los que lo rodean. Pueden pasar y familias enteras se destruyen.
Mensaje contradictorio
Por ejemplo, es una buena idea apoyar a los jóvenes, pero hay que ver la forma en que se hace. Durante la administración del expresidente Andrés Manuel López Obrador se incrementó 23% la entrega de becas a estudiantes de nivel medio superior, al pasar de 2.1 millones de apoyos en 2018 a 2.6 millones en 2023, pero éstos, dados en efectivo, no han detenido la deserción en el bachillerato, la cual es la mayor de todos los niveles educativos desde hace 20 años.
En el último Informe de Gobierno del expresidente, se mencionó que la tasa de deserción escolar en el nivel medio superior aumentó de 10.2% a 11.2% de 2022 a 2023, siendo los hombres los que mayor tasa de abandono presentan. La deserción en ellas fue de 9.1%, mientras que entre varones fue 13.5 por ciento.
La Secretaría de Educación Pública (SEP) ha advertido que las principales consecuencias del consumo de drogas entre la población escolar son bajo rendimiento académico, descenso en calificaciones, desarrollo de conductas violentas, así como ausentismo o abandono escolar.
Y también aumentó la cifra de consumidores. El problema de las adicciones no termina sólo con el consumo o sobredosis, sino que se suman aquellos que cometen delitos bajo el influjo de una droga.
Siete de cada 10 delitos cometidos en México son bajo el influjo de alguna sustancia prohibida, así lo indicó la Judicatura del Poder Judicial del Estado de México (PJEM), que advirtió de la necesidad de la justicia terapéutica con la que se permita una verdadera reinserción social de aquellos que, bajo el consumo de drogas, hayan cometido delitos menores, como robo sin violencia o contra la salud.
Aseguran que, si los jueces, en lugar de sólo dar trámite a los casos fueran más conscientes de tratar cada caso por su contexto, quienes cometen esos delitos podrían entrar a un programa de desintoxicación de forma voluntaria. Pero la realidad es que los casos se convierten en mero trámite y cientos de personas, principalmente jóvenes, terminan tras las rejas mezcladas con reos que cometen crímenes mayores.
Otro de los grandes retos es trabajar en la prevención y rehabilitación de los consumidores.
En cuanto al consumo de drogas sintéticas, como el fentanilo, desde 2018 se ha constatado un crecimiento; siendo las ciudades fronterizas de Mexicali y Tijuana, Baja California; Ciudad Juárez, Chihuahua, y San Luis Río Colorado, Sonora, como los principales puntos de consumo.
El consumo de anfetaminas, metanfetaminas, éxtasis o estimulantes de uso médico creció 218%. En 2022 éstas fueron las sustancias de mayor demanda de tratamiento, con 46.2% de los casos; seguidos del alcohol, con 24.6%, y marihuana o cannabis, 13.3 por ciento.
En dos terceras partes de los estados de México se presentan patrones similares de demanda de atención por tipo de sustancia. En el sur es por alcohol, cannabis y cocaína; en el noroccidente prevalecen las metanfetaminas, el alcohol y cannabis o marihuana; en Baja California y Sonora destaca la presencia de opioides.
Urgen políticas públicas para la prevención de las adicciones en nuestro país. Y cuando se glorifica a personas que han estado metidas en el mundo del narcotráfico, genera un muy mal ejemplo para muchos jóvenes.