POLITICAL TRIAGE

En la mira de Trump

Montserrat Salomón *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón. Foto: larazondemexico

A nivel internacional, el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca nos deja con importantes inquietudes que han suscitado las más variadas predicciones. Desde las más negativas que recuerdan los tiempos más caóticos de su periodo anterior en los que rompió de facto relaciones con sus aliados e inició una guerra arancelaria que provocó inestabilidad y un alza de precios generalizada, hasta los más favorables que ven al republicano como un hombre fuerte que puede hacerle frente al caos que los gobiernos más progresistas no han podido frenar por sus temores a parecer políticamente incorrectos.

Es de todos sabido que Trump siente simpatía y se reconoce en los líderes mundiales que no temen aplicar medidas restrictivas dentro y fuera de sus países por
salvaguardar el orden interno y la cultura propia.
Por esto es tan afín a Vladimir Putin, por ejemplo. El America first es un claro ejemplo de este vuelco a lo propio que tiene tantos claroscuros en un mundo globalizado y agitado por problemáticas globales, como la guerra y el cambio climático, que han cuestionado las fronteras y provocado una movilidad humana que refuerza el imparable multiculturalismo en el planeta. ¿Qué se entiende como lo propio, lo “americano”, cuando la migración de millones de personas es la constante en las últimas décadas?

Sin embargo, Trump ha aprendido mucho en los últimos años y parece que ahora buscará esta misma estrategia bajo la coordinación de un plan no aislacionista. Los vientos indican que buscará fortalecer la alianza que tiene en el Pacífico con India, Japón y Australia para cerrarle caminos a China, que es percibida como su principal enemigo comercial. En este escenario, la amenaza de aranceles podría limitarle caminos a Beijing y sentarlos a la mesa de negociación.

Este camino mucho más estratégico hace agua cuando la mirada del republicano se posa en sus fronteras. Las amenazas vertidas a México y Canadá engloban los dos temas álgidos de su plan internacional: la migración y los aranceles comerciales. A ambos países los ha conminado a frenar la migración, al tiempo que los amenaza con la subida de impuestos. Esta doble estrategia no sólo puede colapsar la relación con sus aliados y vecinos, sino que puede provocar efectos contraproducentes.

La estrategia de apretar económicamente a México, por ejemplo, no es el mejor camino para frenar la migración. Apoyo y colaboración para el desarrollo de las comunidades marginadas dentro y fuera de México es lo que se necesita para lograr que la gente no tenga que migrar buscando subsistir. Las bravuconadas y las medidas a corto plazo no sólo no resuelven el problema, sino que rompen la cohesión internacional necesaria para atajar una problemática global.

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