La desorganizada —y probablemente “arreglada”— compra de 514 claves de medicamentos de emergencia para el sistema público de salud que efectuó Birmex el pasado fin de semana es una advertencia de los problemas y riesgos que asumen el secretario de Salud, David Kershenobich, y el subsecretario Eduardo Clark, para restaurar el sistema de suministro mediante una nueva licitación internacional en reversa y bianual por 130 mil millones de pesos: si logran un abasto del 90% o más, será todo un éxito; de 90% para abajo se tenderá de lo mediocre al fracaso.
La compra de emergencia por escasez fue preparada por la directora de administración de Birmex, Emma Luz López, al parecer con “invitaciones rasuradas” y con tal desorganización que sienta un mal precedente en materia de salud para un entrante con poco más de 60 días de funciones.
Y es que como anota el lema de la extinta Comisión Nacional de Evaluación “sólo lo que se mide se puede mejorar”: al final del gobierno de Enrique Peña el abasto público fue de 95%, logro acuñado mediante la existencia del Seguro Popular que cuantificaba electrónicamente la demanda receta por receta, clínica por clínica y un sistema consolidado de compras operado por un equipo de 150 especialistas del IMSS que año con año era evaluado y rectificado por la OCDE, entonces a cargo de José Ángel Gurría.
Una de las primeras decisiones de Andrés Manuel López Obrador fue, so pretexto de “combatir la corrupción”, desmontar ese sistema y centralizar las compras médicas en la Oficialía Mayor de Hacienda, entonces encomendada a Raquel Buenrostro: el abastp cayó al 30% y llegó la primera crisis de desabasto. Posteriormente, la funcionaria fue designada a dirigir el SAT y de ahí a la Secretaría de Economía.
En 2020 se contrató a la UNOPS (que cobró 150 millones de dólares) para “seguir combatiendo la corrupción” atribuida a los laboratorios mexicanos y empresas especializadas de distribución: el “Club de los Pibes” que a cargo de Giuseppe Mancinelli logró un magro 50% de abasto y con graves deficiencias en compra de especialidades de patente que “negociaba en corto” con los laboratorios. Actualmente, por fortuna, la compra de ese tipo de medicinas se negocia en once meses de trabajo dentro de las instalaciones de la Secretaría de Marina al mando del almirante Raymundo Morales donde son videograbadas.
UNOPS no regresó un centavo ni sus funcionarios objeto de sanción alguna tras su vergonzante fracaso.
Vinieron otros tumbos y experimentos. El Insabi encargado al obradorista y antropólogo Juan Ferrer, logró 60% en medio de una ola de señalamientos de documentados escándalos de compras pactadas a través de distribuidores “patito” (sin oficinas y sin licencias sanitarias) allegados a “los amigos de Andy” como Amilcar Olán.
Al final del sexenio pasado se creó el IMSS-Bienestar, hoy a cargo de Alejandro Svarch, para intentar corregir un desastre autoinfligido.
A la fecha el Gobierno adeuda a los laboratorios 4 mil millones de pesos cuando menos.
Medicinas, al estilo Pemex. Así como el agrónomo Octavio Romero dio largas (y finalmente asfixió) a los proveedores de Pemex, la industria nacional e internacional teme que les apliquen el mismo esquema de “te contrato, entregas los productos y/o servicios y luego te pago lo que quiero”.
Y no es para menos. La industria registra los primeros casos de “intentos de descuento” a deudas por 4 mil millones de pesos… y que la Secretaría Anticorrupción y Buen Gobierno se haga “pato” con el pago de insumos ya consumidos y pida “descuentos para cooperar con la causa”.
Ello, definitivamente, resta seriedad a la Licitación Bianual que desarrolla la Secretaría de Salud … y que lleva a los proveedores pensarle si vale la pena correr el riesgo.
Detalles últimos del Tovarich Iván. La compra complementaria de medicinas e insumos agotados por Birmex fue un desorden del pasado y pájaro de mal agüero. La entidad a cargo del Tovarich Iván Olmos concursó 514 claves de 1,886 que están agotadas y que impactan a la vital atención que ofrezcan entidades, como el Instituto Nacional de Cardiología tal y como lo dio a conocer el director del mismo, Jorge Gaspar Hernández, ante la desesperante carencia de insumos.
Como ya se dijo, el desorden con todo e “invitación rasurada” habría sido creación de la directora de administración, Emma Luz López.
Varios de los asistentes narran lo que fue una auténtica pachanga para comprar una quinta parte de los insumos necesarios para evitar se prolongue el desabasto en el actual gobierno; escasez de espacio físico, improvisación de sistemas electrónicos de una subasta en reversa a tres rondas, pero que terminó en dos en medio del estupor de los concursantes.
A ver qué pasa esta semana cuando venga la licitación consolidada de 4,454 claves.
Aeroméxico Cargo, panza llena… Grupo Aeroméxico, que dirige Andrés Conesa, ha sabido aprovechar los compartimentos de carga, “las panzas” de sus aviones de pasajeros: el servicio de transporte de mercancías, objetos y animales se comercializan por la filial Aerovías Empresa de Cargo: dirigida por Alejandro Méndez, esta división moverá este año 157 mil toneladas como líder del mercado nacional al contar con una red de 35 estaciones en México atendidas por 380 vuelos diarios y acceso a Europa, Sudamérica, Estados Unidos para transportar bultos de hasta 80 cm de altura y un peso inferior a 250 kilos, casi todos ellos de alto valor.
Por eso estuvieron bien invertidos 5 millones de dólares en remodelar su terminal de carga doméstica que con sus renovados 6,500 metros cuadrados de superficie trabaja 24 horas todos los días con espacios optimizados —video-vigilados por 130 cámaras— y cadena de frío para medicamentos y área especial para mascotas y otros animales.