…Diría el clásico reciente. Y es que el preludio trumpiano trae movido al mundo, no sólo a México, también a los canadienses que enseñan el cobre con eso de “no nos comparen”. Ya quisieran.
La Presidenta Sheinbaum llama como Benito Juárez, “al respeto entre pueblos y naciones”. Ofrece no caer en provocaciones, y hace bien porque la realpolitik anticipa, una vez más, que lo sensato es atenerse a los hechos y no a los dichos.
Falta un mes y medio para que el electo Donald Trump comience a despachar desde la Casa Blanca y, sin embargo, su incontenible verborrea --como la de nuestro clásico reciente-- hace parecer como si ya hubiera jurado en el encargo. Y no es así.
Así que más nos conviene entender que estos asaltos de sombra son para encarecer las negociaciones, igual con Hamas, Ucrania, China o sus socios comerciales en América del Norte.
De tanto que dice que hará apenas desembarque en la Oficina Oval, el sucesor de Joe Biden no podrá hacer tanto, y encima, no todo le convendría hacer.
En el caso del T-MEC, los aranceles, la migración y el trasiego de fentanilo, cada tema tiene su contexto y alcance, sus oportunidades, pero también sus peligros. Tanto dentro como fuera de Estados Unidos.
México es un vecino y aliado estratégico para la seguridad interna estadounidense, hacemos más de lo que se ve, la extensa frontera que nos divide aún no ha sido flanco por donde el terrorismo multinacional, al acecho de los intereses vitales de Washington, les haya golpeado.
Trump dice que nos va a exigir mucho, pero sabe que lo que sí hace nuestro país en clave de cooperación para beneficio mutuo, no sería más si de verdad decide agredirnos con aranceles a tontas y locas.
No dudemos que, para dar verosimilitud a sus arengas, impondrá barreras en rubros simbólicos; algo que le permita decir “cumplí” sin darle un balazo en el pie a sus sectores productivos más dinámicos.
Hasta con Trump, el nacionalismo proteccionista más primitivo tiene límites. No puede atentar en contra de quienes lo financiaron para que volviera al poder.
Y muchos de esos intereses necesitan la dinámica social, comercial y de seguridad que el bloque de Norteamérica ha generado desde hace 30 años.
Por eso la Presidenta Claudia Sheinbaum atina cuando pide no ser rehenes del lenguaraz próximo mandatario de Estados Unidos.
Los mercados cambiarios bailan según la sensibilidad de las proyecciones y los escenarios imaginarios, su razón de ser es anticipar y suponer. Para mercaderes en las bolsas y en las monedas, la realidad comienza y termina cada que abren y cierran operaciones a lo ancho del planeta.
Con ese frenesí el mundo no funciona. Hay otras realidades que imponen serenidad ante tanta locuacidad. Al tiempo, a los hechos y a negociaciones complejas que demandarán serenidad en todos los frentes de la casa, habrá que atenerse.